Magro Cardona

Calzado artesanal del siglo XXI

28/08/2019 · Por Agustín Velasco
FOTOGRAFÍA DE UN ZAPATO DE LA COLECCIÓN.
Magro Cardona ha logrado posicionarse como una marca de lujo a un precio honesto. Sus señas de identidad: artesanía, tradición y trabajo bien hecho. ©Magro Cardona

Dejar huella no es fácil, y aunque resulte chocante, en el mercado español del calzado de autor mucho menos. La firma Magro Cardona ha conseguido hacerlo en tiempo récord: en apenas cinco años ha logrado hacerse un hueco más que decente en el mundo de la moda nacional e internacional. No, no todo está inventado.

Hay gente que nada más conocerse sabe que está destinada a emprender una aventura junta y eso es justo lo que Irene Magro y Ana Cardona sintieron cuando en 2009 coincidieron trabajando en la tienda de Prada en Madrid. Ana había estudiado moda y había ido definiendo su estilo por los bares y conciertos de rock de la capital y parte del extranjero. Irene, por su parte, venía de trabajar de asistente de estilismo en Nueva York varios años.

Compartían una visión y una pasión, así que en 2014 lanzaron su propia marca de calzado con una impronta muy del tiempo que les había tocado vivir: auténtica, genuina, muy personal y bien hecha. “Siempre tuvimos la necesidad de hacer las cosas de una forma diferente”, explican las creadoras de Magro Cardona. “Queríamos una marca 'Made in Spain' del siglo XXI. Ambas sentíamos la necesidad de contar nuestra propia historia y dar a conocer nuestra visión de la moda, el estilo y las cosas bien hechas a un precio honesto”.

Así es como comenzó esta aventura empresarial que las ha llevado a tener su propia línea de calzado de diseño contemporáneo con producción de proximidad, colaborando con dos artesanos españoles, uno en Alicante y otro en Toledo. Tras un lustro en la calle, los expertos consideran ya Magro Cardona como una apuesta imprescindible en la nueva escena de los complementos patrios.

“En el tiempo que llevamos trabajando nuestra marca hemos aprendido que una de las claves del éxito es la constancia y la perseverancia. También es algo que se les escucha mucho decir a los grandes empresarios, pero que no deja de ser muy importante: no tirar la toalla jamás”. A Irene, la experiencia le ha hecho relativizar todo: “He aprendido que nada es tan grave o tan maravilloso como parece. Quiero decir que cuando aparecen problemas hay que relativizar, e igualmente cuando Vogue te hace una entrevista tampoco puedes creértelo mucho. La clave es trabajar, trabajar y seguir creyendo en lo que haces con la misma magia del primer zapato que sacaste a la luz”.

A pesar de la fama de España como país fabricante de gran calzado, el mercado nacional no está exento de dificultades cuando se trata de las pequeñas empresas con un producto de autor, que buscan su lugar dentro de un escenario copado por las apuestas de consumo masivo. “Nos hemos posicionado como una marca de lujo a un precio honesto. Son diseños muy exclusivos y de autor. El mercado en España está algo tocado; entre el low cost y el lujo de las grandes marcas conocidas, el punto intermedio ha sufrido mucho, pero creemos que está resurgiendo poco a poco. Aun así, somos afortunadas, pues nuestra clienta española repite y repite cada temporada. Valora el buen diseño y la calidad”.

Consideradas hoy como el Prada español, para Magro Cardona la apuesta internacional es algo imprescindible, sobre todo cuando parte de su aval como marca de nicho viene tras haber conquistado a expertas de moda neoyorquinas como Ashley Turchin, propietaria de la tienda de moda del SoHo neoyorquino Anthom, o a Elizabeth Wellington, redactora de Vogue.com (USA), que las destaca dentro de su selección de sitios imprescindibles de Malasaña. “A nivel internacional, principalmente vendemos en Estados Unidos y Japón, siempre en tiendas multimarca que a su vez tienen su distribución por internet. Hoy en día, vender en una tienda física no se entiende si no hay una tienda online que la soporte”.

Comenzaron centrando sus fuerzas en la creación de una plataforma online que les permitiera llegar a cuanta más gente mejor con sus creaciones, pero enseguida comprendieron que tener un espacio físico donde interactuar con su clientela final era igualmente importante. “Abrir una 'flagship store' en Malasaña, Madrid, ha sido de las cosas más gratificantes hasta la fecha. Pero estamos en un momento en que nos encantaría abrir dos o tres puntos de venta más y, por otro lado, también nos gustaría abarcar más mercado extranjero”.

“Sentíamos la necesidad de dar a conocer nuestra visión de la moda, el estilo y las cosas bien hechas a un precio honesto”

De lo que más orgullosa se siente Irene es de haber podido hacer realidad que sus creaciones pisen el asfalto, aunque admite que el diseño es una aventura que poco tiene que ver con su experiencia previa como estilista. “Nuestro criterio a la hora de diseñar no tiene nada que ver con lo que habíamos hecho antes, la verdad. Inevitablemente nuestra experiencia previa influye y ha tenido mucho peso en nuestras decisiones, pero es algo más intuitivo y anárquico”.

De hecho, el proceso creativo está siempre supeditado a las necesidades prácticas de la mujer en cuanto a funcionalidad y comodidad. “Siempre hay una idea madre de la que partes, un hilo conductor que te lleva a elegir unos materiales o colores frente a otros. Después, siempre nos concienciamos de que somos nuestras primeras clientas; jamás diseñamos nada que no nos pondríamos. Pero debemos admitir que a nivel creativo la música siempre ha tenido gran protagonismo en todos nuestros diseños”.