Lusesita

Con las manos en el barro

09/01/2020 · Por Rosario Fernández
la ceramista Lusesita
La artista ceramista Laura Lasheras, conocida como Lusesita. © Cortesía de Gustavo Gili

La cerámica y una imaginación desbordante son las armas que emplea Lusesita para crear con sus manos seres imaginarios, animales y objetos con aires infantiles, pero a la vez con un aura de misterio. Nos sumergimos de su mano en un mundo tan personal como insólito.

Naíf, infantil, inocente y a la vez misteriosa y un tanto inquietante son algunos de los adjetivos que se han empleado para definir su obra. Unos calificativos que se quedan cortos porque lo cierto es que del personal universo y de las manos de Laura Lasheras (Calahorra, La Rioja, 1970) nacen cada día todo tipo de seres imaginarios, animales y objetos, como dinosaurios, teteras, robots, cucharillas o unicornios en tonos pastel difíciles de etiquetar. Delicadas y a la vez divertidas piezas en colores rosa, turquesa, violeta o verde con un estilo muy particular y capaces de gustar tanto a niños como a adultos. “Me resulta muy difícil definir mi trabajo, trato de que esté siempre en constante evolución. En algunos momentos es más abstracto, en otros, más figurativo. No me gusta atarme a etiquetas, prefiero disfrutar haciendo lo que me apetece”.

Pero lo que en sus más de diez años de trayectoria no ha variado es su apuesta por la cerámica como medio de expresión, ya que es de las que creen firmemente que las posibilidades que ofrece este material son infinitas, tanto para trabajos artísticos artesanales como industriales. Posibilidades que continúa descubriendo día a día. Y es que, dependiendo del proyecto, Lusesita emplea diferentes tipos de barro, como gres, loza o refractario. Además, utiliza materiales textiles como lonas y telas de algodón rígidas a las que cose esos elementos cerámicos. “En algunas de las piezas coso a mano la cerámica a la tela de algodón, generando una especie de trampantojo que puede dar pie a confundir dos materiales tan diferentes. El juego de esa mezcla de materiales y texturas produce una serie de sensaciones antagónicas que me esfuerzo en buscar y entender: lo duro y lo blando, lo tosco y lo delicado”, explica a Talento a bordo.

De juegos de tazas a esculturas abstractas
 

Su pasión por este material que, a priori, puede parecer a muchos simple y humilde, comenzó a una edad temprana. “De niña disfrutaba mucho modelando con plastilina, me encantaba. Años después, cuando cursaba el bachillerato de artes, descubrí la cerámica gracias a un profesor maravilloso con el que todavía conservo una gran amistad. Desde entonces no he dejado de desarrollar mis ideas a través del barro”.

Lusesita recuerda cómo sus primeros trabajos se centraron en juegos de té y vajillas con un toque surrealista para ocasiones especiales, que se vendían en una pequeña galería de arte enfocada a los objetos de pieza única. Además, también en sus inicios, creaba muñecas de tela y cerámica. Sin embargo, poco a poco, su lenguaje fue evolucionado y empezó a trabajar con piezas de mayor formato y, por consiguiente, con otro tipo de galerías  —actualmente con la Alzueta Gallery, en Barcelona, ciudad en la que vive, y la Antonio Colombo Gallery, en Milán—. 


Su evolución en el taller en los últimos años es clave para entender sus obras actuales. “Mis comienzos fueron mucho más narrativos, haciendo que la cerámica fuese un puente entre el relato de la vivencia que me provocaba el interés por el trabajo a realizar y la construcción del objeto que lo simbolizaba. Pero recientemente, poco a poco y sin oponer resistencia, las obras se están volviendo más abstractas. La libertad ganada con los años hace que en la actualidad anteponga la plasticidad al concepto”. Dos factores que no han de estar reñidos con la utilidad, ya que, según ella misma afirma, “la utilidad no debería estar reñida con lo artístico”. Todo lo contrario. “Esa es la manera de que el arte forme parte de nuestra vida cotidiana. Como bien decía el arquitecto y maestro textil William Morris: ‘No tengas nada en tu hogar que no tenga un uso o que no creas que es bello’”.

Buenos tiempos para la cerámica
 

Pero, ¿dónde encuentra Lusesita la inspiración para unos trabajos tan personales? “Casi en cualquier parte. Es algo muy instintivo. Lo que más me ayuda a inspirarme es estar conectada conmigo misma. Por otro lado, un artista siempre es permeable a lo que pasa en cada momento a su alrededor”. Viajar y descubrir nuevas motivaciones, visitar museos, escuchar música o la naturaleza son fuentes de inspiración para esta artista, admiradora de nombres como Rosa Loy, Tal R, Philip Guston, Kiki Smith, Alexander Calder o Sergio Mora, y cuya obra no deja indiferente a nadie. “Me han comprado piezas personas muy diferentes que, por las razones que sean, han conectado con mi trabajo. Lo que veo es que mi obra o gusta mucho o no gusta nada. No hay término medio” (Risas).

Si en un principio, sus comienzos en el mundo de la cerámica no fueron fáciles, cada vez son más quienes desean hacerse con una pieza de Lusesita. Buena muestra de ello son las colaboraciones que lleva a cabo con otras disciplinas, como la moda, la hostelería o la decoración. “Ver tu propio trabajo desde la mirada de otras personas y desde disciplinas diferentes es muy enriquecedor”, asegura. Uno de sus últimos proyectos ha sido el libro Taller de cerámica con Lusesita (Gustavo Gili) dirigido en principio al público infantil pero igualmente recomendable para todo aquel que quiera introducirse en el mundo de la cerámica. “Disfruté mucho colaborando con las fotógrafas Las Coleccionistas, a las que conozco desde hace años y cuyo trabajo admiro, y también con todo el equipo de la editorial. Escuchar otros puntos de vista siempre ayuda a tomar buenas decisiones”. La publicación de este libro ha tenido como consecuencia otros proyectos, como su reciente colaboración con la marca de ropa Bobo Choses, así como otros planes futuros que por el momento no puede desvelar.

Y es que Lusesita no para. Combina su trabajo diario, sus colaboraciones y exhibiciones con talleres que imparte a todas aquellas personas que quieren dar rienda suelta a su imaginación a través del barro, tanto a adultos como a los más pequeños. “Creo que trabajar con las manos nos humaniza, es un acto mágico que animo a practicar a todo el mundo”. Y no olvida (casi) lo más importante: “La pieza única siempre tendrá una vibración diferente a lo seriado”.