Carlos Mataix

Innovación para un futuro sostenible

21/01/2022 · Por Eva Melchor
Carlos Mataix - Talento a Bordo

Poner la innovación al servicio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es uno de los grandes retos a los que se enfrenta Carlos Mataix, director del Centro de Innovación en Tecnologías para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid. En juego, un nuevo futuro inclusivo, próspero y sostenible.

Carlos Mataix (Madrid, 1966) nos recibe una soleada mañana de invierno en el Centro de Innovación en Tecnologías para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (idtUPM), centro que dirige y lugar de encuentro para quienes trabajan por y para un futuro mejor. Investigador, profesor y uno de los expertos más reconocidos de nuestro país en materia de Sostenibilidad, Mataix también es Doctor en Ingeniería de la Organización, un campo que, cuanto menos, despierta curiosidad. “Cuando me planteaba cómo contribuir a cambiar el mundo supe que antes hay que comprenderlo. Esta disciplina nos ayuda a entender, por ejemplo, qué sucede cuando damos a un interruptor y se enciende la luz, o cómo se logra que en Barajas aterricen cientos de aviones y transporten a miles de personas… Cosas muy cotidianas”.

Mataix afirma que la innovación es el resultado de conectar lo improbable, y eso es precisamente lo que se proponen diariamente en este centro que reúne a cientos de investigadores, profesores y estudiantes. ¿Su objetivo? Impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), puestos en marcha por Naciones Unidas en el plano ambiental, social y económico. La misión del idtUPM es crear una red de colaboración entre la esfera pública y la privada capaz de generar sinergias y de convertirse en un espacio neutral, diverso y simétrico para avanzar en pro de la sostenibilidad. Un entorno de colaboración profunda, generosa y, por supuesto, de confianza entre unos y otros para avanzar hacia un fin común: “Para evitar un colapso muy probable debemos actuar de otra manera. Debemos combinar lo mejor de la competencia y la competitividad que hemos aprendido en las últimas décadas con prácticas de colaboración y empatía que son afines a nuestra condición humana”. En definitiva, se trata de diseñar un nuevo mundo por y para todos.

“La necesidad de una sociedad más inclusiva y más próspera es obligación de todos”

Pero tejer una red de colaboración tan compleja y con tantos actores implicados no siempre es fácil: “A menudo, iniciamos cosas con mucho ímpetu. Ramón y Cajal lo llamaba arrancadas de potro, pero en ese proceso también tenemos paradas bruscas de burro. La colaboración entre organizaciones y conocimientos diversos requiere atención, paciencia y, sobre todo, continuidad”, nos cuenta su director. Es por ello que en el idtUPM hay un equipo humano especialmente preparado para que esas tres cosas sucedan al mismo tiempo, donde la innovación juega un papel fundamental. No solo la tecnológica —como normalmente la entendemos— sino también la innovación financiera, pública y social. Lo verdaderamente complicado es lograr que todas ellas sucedan armónicamente y al mismo tiempo para encaminarnos hacia una sociedad más inclusiva, próspera y sostenible.

El futuro de la movilidad sostenible, cada día más cerca
Para llegar a conseguirlo, Carlos Mataix cree firmemente que la sostenibilidad puede y debe aplicarse a todos los ámbitos de nuestra vida, entre ellos, a nuestra forma de movernos. Y todos, desde el ámbito empresarial y la esfera pública, hasta un nivel personal, estamos llamados a tomar mejores decisiones en materia de movilidad: “La movilidad sostenible implica un cambio de mentalidad. Necesitamos seguir viajando para descubrir otros lugares, otras sociedades, otras culturas. Pero también podemos descubrir lo maravilloso que es andar y caminar por nuestra ciudad”.

“Todos estamos llamados a tomar mejores decisiones para impulsar la movilidad sostenible”

Precisamente con el objetivo de propiciar este innovador cambio en materia de movilidad, Iberia y la Universidad Politécnica de Madrid pusieron en marcha la Cátedra Iberia que, desde hace varios años, busca acelerar el cambio hacia un transporte aéreo más sostenible. La compañía ha sido pionera en el sector a la hora de comprometerse a la descarbonización de todas sus operaciones y esta Cátedra, dirigida por Mataix, lidera proyectos de investigación sobre nuevos materiales que aligeren los aviones, combustibles sostenibles, que reduzcan las emisiones de CO2 —paso previo a los aviones de hidrógeno— y la mejora de los sistemas de gestión de residuos para que sean más eficientes y generen un menor impacto ambiental, entre otras iniciativas. La investigación es la base de la evolución del sector de la aviación y la Cátedra busca unir el talento investigador, docente y estudiantil procedente del ámbito universitario con la realidad empresarial, generando así un cambio real a nivel social, medioambiental y, también, económico.

El talento español se sitúa a la cabeza de la producción científica
Iniciativas como esta evidencian el talento científico español, así como nuestra capacidad para atraerlo. España sigue estando a la cabeza de los rankings mundiales en producción científica, y son muchos los expertos y profesionales iberoamericanos que buscan desarrollar su carrera en nuestro país. Pero tenemos una asignatura pendiente: lo que Mataix denomina trituradoras de talento: “No ser capaces de acoger la energía transformadora de muchos jóvenes del norte de África que quieren llegar a Europa; dejar que nuestros estudiantes pasen horas y horas en un aula sin darles la oportunidad de ser creativos y canalizar su curiosidad; favorecer ambientes empresariales tóxicos donde prima una competitividad insana y no potenciamos lo mejor de la gente. Estas son trituradoras de talento que, además, están dañando a nuestra economía”.

“El talento es la capacidad de ver e imaginar nuevas posibilidades y no tener miedo a enfrentarnos al estatus de las cosas”

En opinión de Mataix, una característica fundamental para identificar el talento es su capacidad de preguntarse por qué algo está funcionando de una manera o de otra, cuestionarlo y tratar de cambiarlo: “El talento es la capacidad de ver e imaginar posibilidades nuevas y no tener miedo a enfrentarnos al estatus de las cosas”. Él nos apremia a crear las condiciones para que el talento se desarrolle y además tenga una traslación rápida y eficaz a la vida de la gente. Nuestro futuro depende de ello.

SOBRE CARLOS MATAIX
  • Doctor en Ingeniería de la Organización y experto en innovación y alianzas en el ámbito del desarrollo y la sostenibilidad.
  • Profesor titular del Departamento de Ingeniería de Organización de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
  • Director del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la misma Universidad (itdUPM), espacio que integra investigadores, profesores y estudiantes trabajando en colaboración con empresas, organizaciones de la sociedad civil y de la Administración pública para abordar problemas sociales significativos y crear soluciones en línea con los ODS de las Naciones Unidas.
  • En 2008 se incorporó al Gabinete del director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), con el objetivo de poner en marcha la Unidad de Planificación y Calidad, y continúa desde entonces como experto asesor del consejo de cooperación.
  • Cofundador de Ingeniería Sin Fronteras y vicepresidente de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo España, participando también como consejero y asesor en diversas organizaciones sociales españolas e internacionales.
  • Uno de los impulsores de la Alianza Shire, plataforma de innovación que investiga y aplica soluciones sostenibles para mejorar el acceso y la calidad de los servicios energéticos en los campos de refugiados.
  • Es director de cátedras de empresa, y consejero de fundaciones empresariales, como la Fundación Carasso, Fundación Cotec o la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS).
  • Profesor visitante en el Institute of Development Studies (IDS), en 2013, y en el Science Policy Research Unit (SPRU), en 2016, ambos de la Universidad de Sussex.