Joana Biarnés

Cuando el fotoperiodismo se coló en la moda

13/11/2019 · Por Beatriz Portinari
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Imagen perteneciente a una editorial de moda fotografiada por Joana Biarnés. Madrid, 1971. © Cortesía del Centro de Arte de Tarragona

Joana Biarnés fue la primera mujer fotoperiodista de España, capaz de poner patas arriba una profesión de hombres con su extraordinaria mirada y pulso periodístico. El Centro de Arte de Tarragona, en colaboración con la Fundación Photographic Social Vision, expone hasta el 22 de diciembre la muestra ‘Joana Biarnés, moda a pie de calle’, con 88 imágenes inéditas que radiografían la moda y la sociedad de la España de los años 60 y 70.

Siete modelos vestidas con escandalosos minishorts y botas altas saltan como superheroínas, con grúas de fondo en el extrarradio de la M30 de Madrid. Clic. Suena una cámara fotográfica. La modelo Rosanna Yanni posa con un psicodélico maquillaje op art bajo la mirada estupefacta de una paisana que la observa en pleno rastro de Madrid. Clic. Una maniquí con un peinado del peluquero Rapel —famoso en los años 60— se sienta como puede sobre las revistas de un quiosquero. Podemos imaginar la pregunta dirigida al objetivo: —“¿Aquí, en serio?”. —“Sí, mírame”. Clic.

“Joana me decía: ‘Hoy me he divertido porque he llevado a Marisol a tal sitio a hacerle unas fotos. Y Marisol me preguntaba: ‘¿Pero no vamos al estudio?’. A Joana le gustaba mucho la calle, porque como periodista era ahí donde nacen la mayoría de sus noticias", recuerda quien fue su marido, Jean Michel Bamberger. Fiel a sus inicios como fotoperiodista, cuando fotografiaba editoriales para el diario Pueblo o la revista La Moda en España, Joana Biarnés (Terrasa, 1935-2018) convertía a sus modelos en protagonistas de microrrelatos callejeros. Si en Estados Unidos o Francia la fotografía de moda en los años 60 era sofisticada y preparada, aquí Biarnés hizo justo lo contrario y sus imágenes continuaron el camino iniciado por Richard Avedon en los años 40 para Christian Dior, con modelos recorriendo las calles parisinas de la posguerra.

La aventura del vestido de Massiel

“Joana traspasó la inmediatez del fotoperiodismo, que no tiene puesta en escena, a la moda. Esta naturalidad era su sello y hace que sus fotos sean muy identificativas. Y precisamente su frescura hacía que tratase de tú a tú a las modelos y diseñadores que retrató. Además, ella era una mujer que vestía a la moda, estaba muy pendiente de las tendencias internacionales, se gastaba un dineral en revistas extranjeras… Y podría haber pasado por maniquí si hubieran intercambiado los papeles”, describe Josep Casamartina i Parassols, comisario de la exposición. “Sus primeros trabajos fueron editoriales de moda para Asunción Bastida, pero no preparaba la sesión en el estudio, sino que bajaba del atelier a la calle con las modelos y allí mismo disparaba. El fotógrafo Oriol Maspons ya había sacado la fotografía de moda a la calle en los años 50, pero podía situar vestidos de alta costura en barrios marginales. En cambio, Joana eso ni se lo planteaba: no le interesaba marcar ese contraste porque lo que buscaba era la naturalidad”.

Entre los 88 negativos seleccionados para la exposición destaca una historia peculiar: la aventura del vestido de Massiel con el que ganó el festival de Eurovisión en 1968. Joana Biarnés era amiga personal de la cantante y la acompañó a París para elegir vestuario después de pasar por el showroom del diseñador Marbel Junior sin encontrar una pieza que la convenciese.

Massiel tenía intención de vestirse de Dior, pero allí, como la mítica escena de Pretty Woman, la despacharon sin ofrecerle siquiera una prenda. “De Dior pasaron al Salon du Prêt-à-Porter, visitaron el trabajo de Moda del Sol, que fueron los pioneros de la alta costura española, con José María Fillol, Nacho Ruiz y Miguel Marinero. La idea inicial era vestir de alguna firma española, pero al final acaban probando vestidos del francés André Courrèges”, señala el comisario. “Hay fotos muy divertidas, como un vestido bastante descocado, transparente, que solo tiene formas geométricas en las caderas y en el pecho. Joana Biarnés toma esa foto con una mirada pícara y respetuosa a la vez, colocando a Massiel frente a una ventana para que se intuya esa transparencia. Pero no es la mirada de un hombre, que intentaría poseer o dominar. La forma de fotografiar de Joana, como su imagen de las modelos saltando con un fondo de grúas, mujeres radiantes y poderosas, era un canto a la libertad y dice mucho de su visión femenina y feminista”. Finalmente, el vestido de Courrèges elegido para Eurovisión fue bastante más discreto, acampanado, blanco con flores rosas apenas delineadas, que se convertiría en la prenda más deseada y copiada del año.

“La forma de fotografiar de Joana era un canto a la libertad y dice mucho de su visión femenina y feminista”

La exposición Joana Biarnés, moda a pie de calle fue uno de los últimos trabajos en los que se pudo implicar la fotógrafa. En su memoria y su retina recordaba cada disparo a personajes públicos como Karina, Tita Cervera, Marisol, diseñadores como Cristóbal Balenciaga, Mary Quant, Juan Rocafort, Antonio Nieto o Elio Berhanyer. El trabajo de Biarnés destaca por la espontaneidad de sus editoriales de moda y la fina ironía de su retrato social recogidos en esta muestra, con modelos de peletería que desfilan con escopetas de caza, divertidos pases privados para la aristocracia de la época, showrooms para señoras que acuden con sus hijos a pie de pasarela, o concursos de belleza como “La Guapa de Madrid con Gafas”, donde la ganadora se queda sin pareja de baile. “En total revisamos más de 3.500 negativos, de los que se eligieron 88 copias. Estaba tan ilusionada con este proyecto… Pero se nos fue de repente. Sé que a Joana le habría encantado ver esta exposición, que sirve no solo como radiografía de una época, sino como homenaje a su trabajo y su frescura como señas de identidad del fotoperiodismo convertido en fotografía de moda”, concluye el comisario.