Juan de la Torre (Xak)

En cuerpo, mente y alma

08/02/2023 · Por Roberto C. Rascón
El ‘breaking’ fue incluido en el programa olímpico en 2020 y Xak acudirá a París como uno de los favoritos
El ‘breaking’ fue incluido en el programa olímpico en 2020 y Xak acudirá a París como uno de los favoritos. © Cortesia de Juan de la Torre

El ‘breaking’ debutará en los próximos Juegos Olímpicos y España cuenta con uno de los mejores ‘b-boys’ del mundo: Juan de la Torre, más conocido como Xak. De danza social a deporte olímpico, el salto del ‘breaking’ es el mismo que ha tenido que dar Juan desde que empezara a practicarlo en los recreos siendo un chaval hasta hoy, que entrena varias horas al día con un objetivo: “Hacerlo lo mejor posible en París”.

A los 14 años, Juan de Torre (Lucena, 1987) descubrió el breaking y aquello, reconoce, le explotó la cabeza. Dos décadas después, Xak, como se le conoce en el circuito deportivo, se prepara, ni más ni menos, que para unos Juegos Olímpicos. Ni él se lo imaginaba. El 7 de diciembre de 2020 el Cómite Olímpico Internacional (COI) decidió incluir el breaking en el programa olímpico y su vida cambió de forma drástica: ahora entrena a diario en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, junto a otros centenares de deportistas, con la vista puesta en París. Más allá de la oportunidad que supone participar en el mayor evento deportivo del mundo, lo que más celebra Juan de aquella decisión del COI es que ahora los padres de los b-boys y las b-girls —así se conoce a quienes practican breaking— más jóvenes comprenden mejor a qué dedican tanto tiempo sus hijos. “Mi familia no terminaba de entender al 100% lo que estaba haciendo”, recuerda Juan, acentuando así la importancia de ese cambio de actitud. Quizás muchos no entendieron por qué este abogado de formación decidió dejarlo todo para volcarse en el breaking, pero basta charlar unos minutos con él para entenderlo: es su pasión. Y lo expresa en cuerpo, mente y alma.

¿Cómo llega el breaking a tu vida?
Cuando tenía 14 años cambié de instituto y en clase no conocía a nadie. Había un chico que era repetidor y, al final, es como si él también fuera nuevo. Nos juntamos para hacer un trabajo y un día en su casa puso rap y empezó a hacer movimientos con el cuerpo. Me explotó la cabeza y le dije: “¿Qué es eso? Enséñame”. A partir de ahí, empezamos a practicar en los recreos.

¿Y qué sientes aún hoy, tantos años después, cuando lo practicas?
Lo que siento es satisfacción porque es un deporte que te da la oportunidad de expresarte. Uso el breaking cuando estoy triste y cuando estoy contento. Con cada movimiento vas creando tu propio vocabulario, tu propio lenguaje. También siento motivación al pensar que un movimiento mío pueda inspirar a otros.

¿Qué le dirías a ese joven que se inspira al verte y decide iniciarse en el breaking?
Lo primero, que complemente con, por ejemplo, otro tipo de danza u otro tipo de formación. Y, lo segundo, que no piense en ser profesional, que piense más en disfrutar del día a día y en la evolución, que es lo que te lleva a alcanzar los objetivos.

“El ‘breaking’ es un deporte que te da la oportunidad de expresarte. Con cada movimiento vas creando tu propio lenguaje”

¿Qué ha supuesto para ti el reconocimiento del breaking como deporte olímpico?
A nivel personal nunca me había imaginado preparándome para unos Juegos y el cambio ha sido drástico. El breaking en su vertiente deportiva es muy exigente: el número de horas invertidas es diez veces mayor. Son cuatro años en los que tienes que mantener la motivación y la confianza en ti mismo.

Eres una de las figuras de esta disciplina a nivel mundial. ¿Te ves con una medalla colgada al cuello en París?
Es una misión tan dura que prefiero pensar en metas más pequeñas. Pero, evidentemente, si no tuviera la motivación para clasificarme y hacerlo lo mejor posible en los Juegos de París, no estaría dedicándole tantísimo tiempo.

Hay personas reacias a considerar el breaking un deporte. ¿Con qué argumentos les rebatirías?
A la gente que desconoce el breaking le diría que viera alguna gran competición profesional, que no se quede con lo que ve en un parque en su barrio. Y también que se informe un poco sobre cómo entrenan esas personas en su día a día. Muchas veces nos basamos en prejuicios.

Tras su designación como deporte olímpico, el breaking ha ganado visibilidad. ¿Has notado un mayor interés?
Sí, un poco más. Sobre todo los medios de comunicación. También siento el respeto de otros deportistas, que te ven con otros ojos y te preguntan. Pero para mí lo más importante es el cambio respecto a los padres de los b-boys y las b-girls más jóvenes porque, aunque muchos ya lo veían como algo profesional, otros lo veían como algo más informal. Y yo soy el primero que ha vivido eso, una familia que no terminaba de entender al 100% lo que estaba haciendo. Ahora más jóvenes se animan con el breaking porque sienten ese apoyo.

¿Cómo es la preparación de un deportista de breaking?
Nosotros necesitamos muchísima resistencia para aguantar las rondas. Y, más allá de eso, lo que necesitas es muchísima capacidad de recuperación. El formato olímpico es muy corto porque se concentra en dos días, pero al mismo tiempo es muy largo porque hay muchos participantes y muchas rondas. Es un desgaste brutal y necesitas estar superpreparado. En mi caso, dedico tres horas al día durante seis días a la semana a la parte técnica. Aparte, en el gimnasio trabajo dos días la resistencia y otros dos la fuerza y el mantenimiento porque los movimientos que hacemos exigen una condición física óptima y algunos son muy lesivos.

¿Y qué importancia tiene la creatividad en el breaking?
Toda. El sistema de valoración se divide en cuerpo, mente y alma. En el bloque de mente se valora, precisamente, la parte más artística y creativa porque cada uno de tus movimientos tiene que tener tu toque, tu personalidad. En el de cuerpo se valora la técnica de los movimientos y en el de alma tu presencia sobre el escenario y lo que transmites. También dependes del estímulo musical, el cual desconoces antes de salir a competir, y del oponente porque tienes que contestarle. Son muchos factores a tener en cuenta y durante un ejercicio tienes que tomar muchas decisiones.

“Cualquier capacidad que te acerque a conseguir tus metas implica talento”

¿Qué es para ti el talento? ¿Y qué tiene que tener un b-boy para ser considerado talentoso?
Hay muchos tipos de talento. Es decir, creo que cualquier capacidad que te acerque a conseguir tus metas implica talento. En el caso del breaking, puede ser desde una capacidad brutal para la técnica hasta una gran capacidad de sufrimiento. También entra en juego la motivación diaria, asumir que hay días buenos y días malos, y lidiar con esa frustración. Al final, lo más importante es la constancia y la determinación. El breaking es una disciplina en la que, como mínimo, necesitas diez años entrenando para poder defenderte a nivel competición. Si no tienes paciencia, no vas a conseguirlo. Ahora vivimos en una sociedad acelerada y estamos acostumbrados a tenerlo todo rápidamente… Pues el breaking es lo opuesto a eso.