Teresa Helbig

Como una ola de éxito

05/07/2019 · Por Lala Llorens
teresa helbig

Su sola presencia contagia tanta frescura y buen rollo como sus creaciones. Tras 25 años (“o 26 ya, creo”) dedicada a la moda, la diseñadora Teresa Helbig avanza con paso firme en su creciente carrera internacional mientras ultima los detalles de la edición de julio de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Confiesa que en todo este tiempo nunca ha tenido la tentación de tirar la toalla: “Es más, yo creo que si nos dan la toalla nos hacemos un albornoz con godets, con cola y con capucha”.  ¡Guauuu!

Apenas quedan unos días para la próxima Mercedes-Benz Fashion Week Madrid y Teresa Helbig está a tope. Emocionada, nerviosa, sabe que todos los ojos van a estar puestos en ella: desde hace años, sus desfiles acaparan tantos aplausos como fans sus creaciones. De hecho, las #helbigirls no paran de crecer: a actrices españolas como Úrsula Corberó o Macarena Gómez, se unen nombres internacionales como Priyanka Chopra o la mismísima Reina Letizia. Y parece que esto es solo el principio.

“Me gustaría ver cómo la moda española se posiciona cada vez más a nivel internacional”. Algo a lo que, sin duda, contribuirá aún más cuando los nuevos uniformes de Iberia, que llevarán su firma, echen a volar por todo el mundo.

A pesar de los nervios de última hora, en su mirada se adivina la tranquilidad que da la confianza en el trabajo bien hecho. Y es que si hay algo que caracteriza el trabajo de la diseñadora es ese profundo respeto por la profesión que ha heredado de su madre, y que se traduce en un cuidado exquisito por cada detalle. Creatividad, curiosidad sin límites y un gusto fuera de serie hacen el resto. El objetivo: crear siempre esa prenda fetiche, única, que se convertirá en la seña de identidad y armadura de la mujer que la lleve. Porque la mujer Helbig no pasa desapercibida.

La acompañamos una mañana en su atelier, mientras, con su taza de té siempre en la mano, se mueve como una maga entre telas, patrones y bastidores. La sonrisa, siempre a punto. Y en los ojos, una luz especial cada vez que descubre un nuevo avance, que vislumbra una nueva invención. Nos confiesa que para ella la moda huele a rosa, como los perfumes de su firma. A nosotros, sus prendas nos huelen a talento del bueno. Y a mucho amor.

Teresa, ¿dónde reside para ti el talento?
No hay truco. Al final es trabajo duro y escuchar tu intuición, tu instinto. El trabajo constante, el día a día, estar en el atelier, no parar de trabajar… Todo eso alimenta el talento.

¿Cómo es un día en el atelier?
Es una sorpresa porque nunca es igual. Hay días en los que las cosas no salen tan bien y hay que buscar soluciones, y otros muy emocionantes, en los que vale la pena seguir en todo esto porque es realmente maravilloso. Somos una gran familia, un gran equipazo, y todos podemos hacer de todo en un momento dado; yo misma puedo hacer las cajas o pasar el aspirador, no importa.

Imagino que el camino hasta aquí no habrá sido fácil. ¿Nunca has tenido la tentación de tirar la toalla?
No, no ha sido fácil. Pero tirar la toalla, nunca he tenido esa tentación. Es más, yo creo que si nos dan la toalla nos hacemos un albornoz con godets, con cola y con capucha. 

La crítica se deshace en alabanzas con tu estilo. Lo califican de fresco, sofisticado, muy femenino… ¿Cómo lo definirías tú?
Yo creo que nuestro estilo es fresco, pero también muy canalla. Tiene ese punto rebelde. Nuestra seña de identidad es el preciosismo. El hacer las cosas con mucho amor y muy bien hechas.

Diseñar los uniformes de Iberia supone la posibilidad de llevar tus creaciones a todo el mundo. ¿Qué te gustaría poner a volar con ellos?
Que la gente se sienta cómoda, elegante. con algo atemporal; que no se vea disfrazada. Que realmente sea algo digno, y que la tripulación se sienta orgullosa de pertenecer a la compañía.

¿A qué diseñadores admiras tú por encima del resto?
Admiro muchísimo, incluso me tomo la confianza y les llamo “titos”, como si fuesen nuestros tíos, a tito Karl Lagerfeld y tito Saint Laurent. Muchísimo.

Estamos a las puertas de la MBFWM, ¿qué nos puedes adelantar de tu próxima colección?
Que es muy fiel a Teresa Helbig, con ese gamberrismo y esas prendas impecables. Habrá técnicas muy antiguas mezcladas con nuevas tecnologías, que en nuestras manos se convertirán en prendas únicas.

¿Qué sensación tiene antes y cuál te queda después de un desfile?
Antes del desfile, es decir seis meses antes, hay muchos nervios. Y después queda un vacío. Incluso te diré que estoy muy triste. Eso sí, te dura un día, porque tampoco te puedes permitir que te dure mucho más.

¿Crees que es fácil mantener un estilo propio, a pesar de las tendencias?
Las tendencias están muy bien pero son muy efímeras. Yo pienso que la clave, o al menos esa es una seña de identidad nuestra, son esos vestidos que puedan pasar de madre a hija. Esos vestidos que les das la vuelta y están impecables. Esos vestidos que transmiten algo más.

Estamos inmersos en una cultura del consumo sin precedentes, ¿qué tiene la moda de Teresa Helbig que decir a este respecto?
No entiendo que necesitemos 35.000 camisetas. Toda la vida yo he sido de una rebeca, de punto, buenísima, que igual la tengo desde hace 15 años. Nosotros no trabajamos con stock, jamás, y los tejidos son todos naturales. Es que en realidad solo necesitas un vestido, dos vestidos, tres vestidos… que te acompañen toda la vida. Ese amuleto que te dará suerte y que, además, es tu armadura, tu forma de presentarte.  

“Si el talento español fuera una prenda, sería una rebeca de punto. Para mí es una prenda fetiche: es potente, es versátil y te la puedes colocar de mil maneras”

¿Qué mujeres inspiran vuestros diseños?
Yo creo que encarnan el espíritu de nuestra firma esas mujeres que no tienen miedo a reinventarse. Las mujeres que son canallas, esas mujeres que son luchadoras. Nuestras clientas son también fuente de inspiración. Y Teresa madre, por supuesto, y las mujeres del taller, todas esas mujeres luchadoras. Y bueno, también tenemos nuestras musas, que siempre están ahí: el club de las B, que además está Bowie también, con Blondy, Berensone, Birkin....

Diosas y hechiceras han aparecido también en tus colecciones. ¿Eres supersticiosa?
Creo que no, pero sí tengo que confesaros que hacemos un ritual antes de cada desfile que es surrealista puro, porque cantamos Como una ola, de Rocío Jurado. Siempre lo hacemos, año tras año.

Tu madre es la mano derecha de su taller. Tu marido lleva la parte económica del negocio. Incluso tu nuera trabaja con vosotros. ¿Qué papel representa la familia en tu trabajo? 
Un papel fundamental, porque como todos trabajamos tanto, y en lo mismo, es muchísimo más fácil. La confianza es plena y absoluta. La verdad es que todo el equipo somos una familia.

Tu taller es tu universo, pero ¿qué otros mundos alimentan los sueños de Teresa Helbig?  
Yo llevo dos cosas dentro: un albañil y un director de cine. Mi padre era un gran albañil; de hecho, yo siempre estaría de obras en casa, ¡me odian!  Y también soy una apasionada del cine. Empezamos con los fashion films, fuimos pioneros, hemos presentado un corto, Etiqueta negra, y ya estamos preparando el próximo. El cine es como una fiesta para nosotros, es un escapismo, una forma de divertirnos.

¿Cuáles son tus próximos planes?
El próximo corto, que estamos ya ahí disparando, con guión y locuras. Y después, trabajar mucho a nivel internacional. Estamos ahora muy focalizados en Los Ángeles. También vamos a trabajar el tema online ya, para esta temporada próxima. Estamos haciendo miniaturas también… Siempre hay mil historias y mil proyectos.

Si el talento español fuera una prenda, ¿cuál sería?
Una rebeca de punto. Para mí es una prenda fetiche porque es potente, versátil, y la puedes colocar de mil maneras.

¿Y si Teresa Helbig fuera una prenda?
Como somos tan contradictorios, podría ser desde un vestido de cuero a un vestido de tul de algodón.