Rafa Cervera

La educación musical (y sentimental)

16/12/2022 · Por Jaime Soteras
Rafa Cervera empezó en el periodismo con el propósito de acercarse a sus músicos favoritos
Rafa Cervera empezó en el periodismo con el propósito de acercarse a sus músicos favoritos. © Álvaro Leivas

Del periodismo, donde se convirtió en un referente para los amantes de la música gracias a sus artículos, sus entrevistas y a un libro que el tiempo etiquetó como de culto (‘Alaska y otras historias de la movida’), Rafa Cervera dio el salto a la novela. Tras conquistar el Premio de la Crítica Literaria Valenciana en 2018 con ‘Lejos de todo’, ahora publica ‘Canción para hombres grandes’. Una entrevista con banda sonora.

Lou Reed contribuyó a liberar al escritor que habitaba en él, un joven mediterráneo que perseguía conversar con sus ídolos. Y es que a Rafa Cervera (Valencia, 1963), el exlíder de The Velvet Underground le dio otra perspectiva del mundo. Tras años de trabajo en medios periodísticos (Rolling Stone, Ruta 66 o GQ, entre otros), su vocación literaria emergió dando lugar, por el momento, a tres novelas: Lejos de todo, Porque ya no queda tiempo y Canción para hombres grandes. Para Rafa, hablar de literatura y, cómo no, de música es hablar de uno mismo, y eso hacemos.

¿Cómo nace tu relación con la música y el periodismo?
Empecé a hacer entrevistas con 17 años, pero no quería ser periodista; simplemente quería hablar con músicos a los que admiraba. Eso me convirtió en autodidacta. Siempre he intentado transmitir mi pasión por la música, pero hoy sé que lo que en realidad buscaba en mi camino profesional era liberar al escritor que vivía en mi interior.

“Lo que en realidad buscaba en mi camino profesional era liberar al escritor que vivía en mi interior”

Tu libro Alaska y otras historias de la movida sigue siendo una obra referencial para cualquiera que quiera acercarse a aquella época. ¿Sigue vivo su espíritu?
Hace 20 años que se publicó y lleva más de 15 descatalogado, pero sigue siendo un libro cotizado en el mercado de segunda mano y está considerado una referencia, lo cual me enorgullece. La movida fue un fenómeno importantísimo, digno de revisión. Fue la expresión de un deseo juvenil de libertad que recorrió todo el país. En ella hubo figuras femeninas muy destacables —Alaska, Ana Curra, Paloma Chamorro, Las Chinas, Rubi, Blanca Sánchez...— y una presencia queer muy fuerte, lo cual es asombroso puesto que la homosexualidad había dejado de estar penada tan solo unos meses antes.

Y tras años y años escribiendo sobre música aterrizaste en la ficción, donde hallaste la forma de hablar sobre ti mismo. ¿Es la literatura para ti un viaje interior?
Escribir siempre es un viaje interior porque mientras intento sacar a flote una frase, un párrafo o un capítulo de una historia me recorro a mí mismo. Dicho esto, el único de mis libros de narrativa que entra en la autoficción es Porque ya no queda tiempo. Lejos de todo y Canción para hombres grandes son fantasías. Lo que ocurre es que en ambos uso material propio para construir la historia y, sobre todo, me valgo del paisaje en el que vivo [la playa de El Saler, Valencia]. Los personajes de estas novelas no son mi reflejo; en todo caso, cada uno de ellos tiene un trocito de mí. Eso es todo.

Tu primera obra, Lejos de todo, es un retrato de adolescentes articulado en torno a la presencia de David Bowie y también de tu tierra. ¿Qué querías contar?
Este verano volví a leer mis tres novelas. Fueron escritas y publicadas a lo largo de los últimos cinco años y quería saber qué relación guardan entre ellas. La conclusión es que siempre estoy hablando de lo mismo: del deseo, la soledad y el paso del tiempo. Lejos de todo habla de un ídolo musical que se siente desconectado de la realidad y huye a un lugar lejano, y de tres adolescentes que empiezan a experimentar el deseo y la soledad que este puede generar. También es un homenaje a los parajes de El Saler y La Albufera, el lugar donde vivo desde hace casi 15 años, mucho antes de que se pusiera de moda huir de las ciudades.

“Escribir es un viaje interior para mí. Me recorro mientras intento sacar a flote una frase, un párrafo o un capítulo de una historia”

En tu segunda novela, Porque ya no queda tiempo, cuentas tus encuentros con Lou Reed. ¿En qué medida te ha marcado su figura?
Sin Lou Reed yo no haría lo que hago y, probablemente, no vería el mundo como lo veo. Eso es extensible a The Velvet Underground [banda liderada por Lou Reed]. Más que contar mis encuentros con él, en el libro fantaseo a partir de algunos de ellos. Nunca quise contar mi vida, solo quería explicar quién soy a partir de la manipulación literaria de determinados momentos, entre otras cosas por dejarme contado para cuando ya no esté aquí.

Canción para hombres grandes es tu publicación más reciente. ¿Cuánto tiempo llevabas cocinando este libro?
Porque ya no queda tiempo salió de imprenta y se quedó guardado en un almacén a causa del confinamiento. En ese momento, surgió Canción para hombres grandes. La primera frase la escribí a mano en una libreta: “La necesidad de escribir es como la libido, no desaparece nunca”. Y es una ficción, aunque asumo que la gente quiera verlo como autobiográfico, algo que no me molesta. Una vez terminada la novela empecé a echar de menos a sus tres protagonistas porque me enseñaron mucho acerca de mí mismo y me dieron la oportunidad de hablar de la homosexualidad desde otra perspectiva. Y, al hacerlo, yo he hablado en voz alta de mí. No es que sea un exhibicionista, pero hay que eliminar los prejuicios cuanto antes. Prejuicios que siguen ahí.

Tu protagonista, un hombre divorciado, mantiene relaciones con hombres maduros y esto le da una nueva perspectiva de su vida. ¿Ha sido la edad un factor determinante para animarte a escribir esta novela?
Sí, este libro solamente podría haberlo escrito bordeando los 60 años. Nos empeñamos en crear compartimentos para los sentimientos, como si el amor o el deseo, o el miedo o la tristeza fueran lo mismo para todo el mundo. Es algo que aprendí leyendo las letras de Lou Reed cuando era joven.

“El talento es la capacidad para hacer algo de una manera que no se parece a la de nadie más. El mío reside en mi forma de escribir”

Volviendo a la música, ¿qué escuchas? ¿Podrías descubrirnos a algunos artistas a los que haya que seguir la pista?
Escucho cosas muy distintas. Sex Pistols, Kraftwerk, Marc Almond, Pet Shop Boys, Derribos Arias, Yoko Ono, Julian Cope, Chico y Chica, Einsturzende Neubauten, Ramones, Cate LeBon... ¡y Rosalía! De los más nuevos me quedo con Dry Cleaning, Wet Leg, Sorry y Moses Sumney.

Como colaborador de Talento a bordo has formulado muchas veces esta pregunta. Hoy te toca contestarla a ti, ¿cómo definirías el talento?
Ahora me doy cuenta de lo cruel que soy con los entrevistados cuando lanzo esta pregunta [risas]. El talento es la capacidad para hacer algo de una manera que no se parece a la de nadie más. El mío reside en mi manera de escribir, que es la forma que tengo de percibir el mundo y de expresarlo. Ese es mi talento. Hacer paellas no es lo mío...