Óscar Jaenada

El cómico itinerante

28/04/2022 · Por Roberto C. Rascón
Óscar Jaenada, actor protagonista de la 'La piel en llamas'
Óscar Jaenada interpreta a un fotoperiodista en ‘La piel en llamas’. © Álamo Producciones Audiovisuales y La Panda

La vida de los cómicos siempre se caracterizó por su itinerancia, de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad haciendo reír, llorar y pensar. Hoy, Óscar Jaenada hace honor a esa estirpe, pero su escenario es el mundo entero: de Estados Unidos a México, de Colombia a Panamá y de Costa Rica a España, donde en unas semanas estrenará 'La piel en llamas'. Antes de eso, participa en la gala de los Premios Platino, unos galardones con los que guarda un vínculo especial.

En El viaje a ninguna parte (Fernando Fernán-Gómez, 1986) el personaje interpretado por José Sacristán se preguntaba: “¿Dónde está el maná de los cómicos, en qué tierra caerá que sea nuestra, si nosotros no somos de ninguna parte? Somos del camino”. La frase podría definir a la perfección la carrera de Óscar Jaenada (Esplugas de Llobregat, 1975), un actor que ha llevado su arte por todo el mundo. Precisamente, el camino recorrido le convierte en uno de los mejores para hablar del talento iberoamericano que reconocen los Premios Platino. Pero antes le preguntamos por su próxima película, La piel en llamas (estreno: 27 de mayo).

En La piel en llamas interpretas a un fotoperiodista llamado Frederick Sálomon, ¿qué te atrajo del personaje?
Soy un gran admirador de la fotografía y tenía conciencia de varias historias de fotógrafos que captaron instantáneas que les marcaron de por vida. Cuando Guillem Clua [autor de La piel en llamas] y David Martín-Porras, el director, me enseñaron la historia pensé en Kevin Carter [ganador del Pulitzer en 1993 por fotografiar a una niña sudanesa famélica con un buitre detrás]. La mente de ese fotógrafo me llamaba la atención: ¿qué le pasó por la cabeza en ese momento? Él vivió muy atormentado por esa fotografía porque, ¿qué haces? Ayudas a la niña renunciando a denunciar esa situación o tiras la fotografía y la denuncias. Ese debate interno, esa disyuntiva, me parecía tremendamente poderosa e interesante.

Durante la preparación del personaje, ¿llegaste a plantearte qué hubieras hecho tú en esa situación?
No tengo el bagaje profesional de un fotógrafo y es muy difícil empatizar con una situación así. De hecho, no quisiera pasar por ese mal rato. Tras el estudio de mi personaje, que como te decía basé en Kevin Carter, lo que sí me quedó claro es que hagas lo que hagas en ese momento te vas a arrepentir y que, incluso, puede ser mala suerte llegar a estar en esa tesitura. No son situaciones premeditadas, sino casualidades; y esas casualidades pueden marcar a un fotógrafo de por vida.

“Soy catalán, vivo en Madrid, trabajo en América y se me conoce por un papel de andaluz. La multiculturalidad es una de las fuerzas de mi arte”

Podríamos definir tu carrera como cosmopolita, ¿de alguna manera te sientes un extranjero allí donde vas?
Me suele pasar y es lógico. Yo soy catalán, mi hijo es vasco, vivo en Madrid, trabajo en América y se me conoce por un papel de andaluz (Camarón, 2005, Goya a mejor actor). La multiculturalidad es una de las fuerzas de mi arte. Llevo desde los 16 años viajando por los cinco continentes y eso me ha permitido desarrollar una empatía que, junto a mi dedicación, me ha ayudado a ser cada vez mejor actor. He rodado en Argentina, Puerto Rico, Costa Rica, Panamá, México, Uruguay o Colombia y comparto cada vez con más ilusión el sentimiento latino e hispano, el hacer fuerza con nuestra cultura y nuestro idioma.

Como comentábamos, has trabajado en decenas de países, pero ¿cuál es tu lugar en el mundo?
Mi lugar en el mundo está en el Camino de Santiago, en una pequeña casa que tengo allí donde estoy rodeado de vegetación y de gallinas. Pero cuando estoy en Madrid o viajo a Barcelona me siento respetado y querido por la gente, aunque sea más popular al otro lado del charco. No serás profeta en tu tierra, se dice, y eso es algo con lo que he vivido toda mi vida. Tampoco me angustia.

El 1 de mayo se entregan los Premios Platino. ¿Qué significan para ti, que además fuiste galardonado como mejor actor por Cantinflas en 2015?
Aquello fue maravilloso. Estaba nominado con compañeros que admiraba muchísimo, como Jorge Perrugorría, Benicio del Toro, Javier Gutiérrez y Leonardo Sbaraglia. Que me lo dieran o no era casi indiferente, el poder estar ahí y disfrutar junto a esos talentos no lo olvidaré jamás. Al final gané el Platino y lo sentí mucho más importante que un Goya, no deja de ser un premio que unifica a todas las academias iberoamericanas.

Tú que lo conoces tan bien, ¿en qué momento se encuentra el cine iberoamericano?
El cine iberoamericano tiene una fuerza brutal y a mí desde que trabajo allí todo me funciona mejor. Creo que se respeta más a los actores y que se puede vivir de ello, cosa que aquí en España muy pocos consiguen. Eso otorga libertad y genera empatía hacia esa industria. El arte latino gusta en todo el mundo y por eso debe seguir fuerte. Va a ir a más, el tema es creérselo y trabajar juntos. Creo que los Platino son uno de los grandes culpables de ese buen momento.

Los Platino sirven de lugar de encuentro para la cultura iberoamericana, ¿hasta qué punto es importante esa sinergia de talento?
Yo empecé haciendo teatro de calle en un barrio de las afueras de Barcelona y tenía muchas ideas, pero no tenía cómo desarrollarlas. Años después estaba en Los Ángeles con compañeros de profesión y me compraban todas esas ideas. Con esto quiero decir que tan importante es tener una idea como estar en en el lugar y el momento adecuados. Los Platino facilitan eso, el juntarnos y desarrollar ideas.

“Gané el Platino y lo sentí mucho más importante que un Goya, no deja de ser un premio que unifica a todas las academias iberoamericanas”

Y ya que estamos hablando de talento, ¿cómo lo definirías tú?
El talento muchas veces es algo que tú no escoges y que tienes que trabajar, porque si no lo haces ahí se va quedar. Así que, para mí, el talento es una ecuación de trabajo más suerte.

A lo largo de tu carrera has trabajado con actores y actrices enormes. Si tuvieras que quedarte con uno cuyo talento te dejara boquiabierto, ¿quién sería?
No hay solo uno… Gracias a dios he tenido la suerte de quedarme boquiabierto con muchos compañeros y compañeras. Empezaría por Penélope Cruz, seguiría con Isaach de Bankolé, Benicio del Toro, Juan Diego Botto, Juan José Ballesta, Bárbara Lennie... Todos ellos te deslumbran, pero no solo por su talento, sino también porque te descubren nuevas formas de trabajar. También me vienen a la cabeza Ilse Salas, Ian McShane, Sergio Peris-Mencheta… He aprendido de muchísimos.

Y para terminar, ¿qué inspira a Óscar Jaenada? La literatura, la música, el cine, los viajes…
Todo eso que has dicho, sin duda. Pero también trabajar el campo, observar el mar, calentarme las manos con el fuego… Y luego lo que a mí me nutre y me permite seguir llenando a mis personajes con historias es el seguir preguntando, el seguir observando y el seguir viviendo. Huyo del éxito por si me limita la capacidad de seguir observando. Cuando eres demasiado famoso no puedes salir a la calle, ir en el metro o darte un paseo por el parque. Hay una delgada línea roja que separa ser el observador de ser el observado y yo siempre he querido ser el observador. Me gusta ser yo el que mira a los ojos de la gente y no al revés.