Miguel Faus

Un futuro de cine

26/09/2022 · Por Roberto C. Rascón
Miguel Faus junto a las protagonistas de ‘Calladita’, Ariadna Gil y Paula Grimaldo
Miguel Faus junto a las protagonistas de ‘Calladita’, Ariadna Gil y Paula Grimaldo. © Albert Masferrer.

El novel director Miguel Faus se encuentra en plena producción de ‘Calladita’, una película que, paradójicamente, está dando mucho que hablar. La razón: es la primera en el mundo financiada por NFTs en arrancar su rodaje. Sobre este hito, que podría cambiar la forma de sufragar las películas, sobre las dificultades que hallan los más jóvenes para sacar adelante sus proyectos y sobre su gran pasión, el cine, charlamos con él.

“A los artistas se nos conoce por nuestra obra”, así arranca la charla con Miguel Faus (Barcelona, 1992). La suya, por el momento, cuenta con dos aclamados cortometrajes: La muerte de Don Quijote (2018) y Calladita (2020). Su salto al largo, adaptando su segundo corto, acaparó titulares hace unos meses: “La primera película europea financiada con NFTs”, anunciaban. El propio Miguel, inmerso ya en su rodaje [arrancó a principios de septiembre con Paula Grimaldo, que repite como protagonista, Ariadna Gil, Luis Bermejo, Pol Hermoso o Violeta Rodríguez en el reparto], lo actualiza: Calladita es la primera película de ficción en el mundo financiada con NFTs que empieza a rodarse”. Miguel y su equipo se han anticipado a Julie Pacino —sí, la hija de—, pese a que esta consiguió previamente la financiación. Antes de indagar en cómo ha sido ese proceso, intentamos conocer mejor al Miguel cineasta.

¿Cómo despierta tu pasión por el cine? ¿Recuerdas algún instante concreto?
Sí, recuerdo el verano en que vi Pulp Fiction con 16 años. Me gustó mucho, pero sobre todo me generó curiosidad y empecé a leer sobre Tarantino. Así descubrí sus señas de autor —por ejemplo: los planos de pies desnudos de mujeres, los planos desde el interior del maletero, etc.— y, en ese momento, entendí lo que era un director de cine, que es como el escritor de una novela, el compositor de una canción o el pintor de un cuadro. Yo siempre había tenido inclinaciones artísticas, incluso probé con la música o la pintura, pero cuando descubrí esto me pareció asombroso. El cine es un arte que los engloba a todos y es inagotable.

Si te hablo de referentes, de gente que te inspire, ¿qué directores se te vienen a la cabeza?
Me cuesta mucho citar nombres concretos porque soy un cinéfilo muy omnívoro, pero para no eludir la pregunta diré que mi dios cinematográfico es John Ford. Más recientes, me gustan mucho directoras como Céline Sciamma, Alice Rohrwacher, Chloé Zhao o Kelly Reichardt. Y aquí tenemos a Carla Simón.

“Hay más de 400 personas, de las cuales no conozco a la mayoría, que han decidido apoyar ‘Calladita’ porque creen en este proyecto”

Tú mismo has entrevistado a numerosos directores para revistas como Jot Down. ¿A quién te gustaría (o te hubiera gustado) entrevistar?
John Ford es mi dios, pero no le hubiera entrevistado porque a él no le gustaba hablar de sus películas. Siempre echaba balones fuera y nunca contaba sus secretos [risas]. Hitchcock también me hubiera gustado, pero sería un poco absurdo porque Truffaut ya le preguntó todo. Así que si tuviera que elegir a uno te diría Scorsese.

Centrándonos ya en Calladita, ¿cómo terminas financiándola con NFTs?
Yo hice el corto de Calladita en 2019 y fue bastante bien en festivales. Trabajé el guion y presenté el proyecto a bastantes programas de desarrollo, siendo seleccionado por el Short to Feature Lab de Jim Cummings en Los Ángeles. Pero cuando llegó la etapa de financiación todo se empezó a venir abajo. Empecé a hacer la ronda de productoras y fue descorazonador… Así que intenté financiarla con una productora propia, pero tampoco dio resultado. Tenía la sensación de no controlar mi destino como cineasta, de no saber cuándo podría hacer la película. Durante ese tiempo, en paralelo, descubrí los NFTs por accidente. Leí varios artículos —tenía tiempo porque ocurrió en pleno confinamiento— y al profundizar me convencí de que eran el futuro. Me di cuenta de que podía traer al cine el mundo de los NFTs —en ese momento no había nada— y financiar la película de ese modo.

Entonces, desde tu propia experiencia, ¿cuánto cuesta dar el salto del corto al largo?
Cuesta mucho, pero no quiero que suene a queja porque a mí me parece normal que sea difícil. Es algo muy caro y te lo tienes que ganar, por así decirlo.

¿Qué retos te ha planteado convertir un corto como Calladita en un largo?
Siempre quise que Calladita fuera mi primer largo, así que tengo claro el tono y eso lo facilita. Pero retos hay varios: como guionista es bastante más complejo porque tienes que mantener la atención de la gente durante 100 minutos, y como director es relativamente parecido, pero tienes que tener clara la esencia de la película. Me explico: un corto lo puedes visualizar entero en poco tiempo—Calladita fueron 90 planos—, pero un largo obliga a pensar horas para visualizar el conjunto. Tiene que haber unas ideas claves a las que anclarte y que te sirvan de guía durante todo el proceso.

Y para los que no hayan visto el corto, ¿qué historia, contará Calladita?
Narra la historia de una empleada doméstica latinoamericana que trabaja para una familia rica de Barcelona durante un verano. Es una historia de empoderamiento y liberación dentro de ese contexto de grandes diferencias sociales. Al tiempo, también es una sátira social sobre todo ese mundo de las altas burguesías, en concreto la catalana.

“Una película no sale adelante porque venga una musa y te diga cómo tienes que hacerla. Así que el talento es, sobre todo, trabajo”

En 2021 la revista Variety se fijó en tu talento y te seleccionó entre los 10 cineastas españoles a seguir. ¿Generan vértigo esas expectativas?
Igual voy a sonar un poco pretencioso, pero en realidad no porque he demostrado que me lo merecía. Emilio Mayorga, que fue quien elaboró esa lista, ahora estará orgulloso de haberme incluido porque toda la hazaña de los NFTs demuestra que algo había. Así que si alguien me ha seguido desde entonces hasta ahora no creo que pueda sentirse decepcionado [risas]. Además, hay cierta validación porque hay más de 400 personas, de las cuales no conozco a la mayoría, que han decidido apoyar Calladita con un mínimo de 400 euros —algunas incluso mucho más— porque creen en este proyecto y quieren que la película se haga.

Los reconocimientos que has recibido hasta ahora, entre ellos el Meliès de Plata a mejor corto europeo en el Festival de Sitges 2018 por La muerte de Don Quijote, avalan tu talento, pero ¿qué significa esa palabra para ti?
Ufff… Es muy difícil. Si la defino desde mi propia experiencia, casi ni lo llamaría talento porque en realidad es esfuerzo. Es el trabajo duro y constante porque nadie regala nada. También mucho convencimiento. Respecto a la parte artística, como cineasta hay un enorme trabajo de autoanálisis. Una película no sale adelante porque venga una musa y te diga cómo tienes que hacerla. Así que el talento es, sobre todo, trabajo.

Como joven cineasta que ha tenido que hacer uso de nuevas tecnologías como los NFTs, ¿crees que la industria del cine vive un momento de disrupción?
En lo referente a los NFTs todavía es pronto para decirlo. A nivel global sí que hay una comunidad de cineastas independientes utilizando NFTs y blockchain para financiar sus proyectos, y yo creo que esto va a continuar porque tiene mucho potencial disruptivo, sobre todo para películas con presupuestos modestos. Más allá de eso no sé muy bien hacía dónde vamos, pero espero que las salas de cine sobrevivan y que en el mundo del streaming los creadores salgan más beneficiados.