Sergio del Molino

“Soy un basurero de la historia”

11/11/2019 · Por Daniel Mesa
Sergio del Molino, durante la entrevista
Sergio del Molino, durante la entrevista

Pocos autores como Sergio del Molino consiguen que sus libros estén en boca de todos nada más aterrizar en las librerías. Con una habilidad pasmosa para deslizarse entre la novela, el ensayo, la autobiografía y la ficción, el escritor y periodista se estrena estos días al mando del Festival Eñe, que este año celebra la hibridez de géneros y disciplinas con la palabra como protagonista.

Sergio del Molino (Madrid, 1979) es uno de esos escritores que logran remover por dentro al lector y hacerle pasar en unas pocas páginas de la risa al desencanto o incluso la irritación. O si se tercia, tocarle la fibra. “Escribir para mí es una forma de estar en el mundo, algo que hago todos los días. Todo lo que me inquieta, me preocupa o me divierte acaba volcado en la escritura, ya sea en un artículo, en un libro o una entrada de un periódico”, cuenta.

El circuito literario se hizo eco de su nombre en 2009, año en que el escritor y periodista —es colaborador habitual de El País y Onda Cero— publicó el volumen de relatos breves Malas influencias (Tropo Editores) y el ensayo Soldados en el jardín de la paz (Prames), una narración en clave de reportaje periodístico sobre la colonia alemana instalada en Zaragoza, ciudad en la que reside. Pero no fue hasta 2012 que Sergio del Molino entraría por la puerta grande de las letras hispanas con su debut novelístico, No habrá enemigo (Tropo Editores), seleccionado ese mismo año como uno de los uno de los diez títulos más recomendados por el gremio de libreros españoles.

Este salto en su carrera vendría sucedido un año después por su obra cumbre hasta la fecha, La hora violeta (Literatura Random House), un grito de dolor intimista y desgarrador (“escrito en estado de trance”) en el que el madrileño relata los últimos meses de su hijo Pablo. “Este es un libro muy extraño, el que menos sé explicar de todos los que he escrito y del que más veces he tenido que hablar”, dice. “No lo escribí para encontrar un sentido o una moraleja, sino más bien desde la necesidad de intentar vivir la tristeza y el duelo”. La publicación El Cultural no tardó, a raíz de esta segunda novela, en incluirlo entre los doce novelistas españoles con más proyección.

Sin embargo, su escritura pocas veces se agarra a la propia experiencia y al Yo autobiográfico. Los textos de Sergio del Molino fluctúan entre géneros que lo alejan del estilo purista de otros juntaletras de su generación, donde la historia, la ficción, la biografía y la memoria se funden dando lugar a lo que él califica como “textos híbridos”. “Es una etiqueta que como todas sirven para etiquetar lo inclasificable, un texto amorfo que no está claro que sea una novela. Son esos libros que tanto cabrean a los críticos porque no se pueden definir como novelas, ensayos o memorias. Suponen un alegato contra aquellos que necesitan siempre una taxonomía literaria clara. Hay muchos libros que rompen esas dinámicas; que pueden ser leídos como diarios, libros de historia, ensayos o novelas, convirtiéndose en algo único que conecta directamente con el lector”, explica.

Buenos ejemplos de esta premisa son sus ensayos —por colocarles alguna etiqueta— La España vacía (Turner), un viaje por aquellos lugares deshabitados del país como consecuencia del éxodo entre los años 50 y 70; o su más reciente Lugares fuera de sitio (Espasa), donde Del Molino se preocupa en descifrar el carácter anacrónico de esos territorios en las fronteras que “estropean” la armonía de los mapas. “A mí lo que me interesa es lo marginal. Me gusta usar la historia como argamasa para las historias. Soy una especie de basurero de la historia, alguien que va recogiendo materiales que desechan los historiadores para llevarlos al presente y hacer con ellos croquetas literarias. Unos hacen guisos palaciegos y yo soy más de aprovechar lo que sobra”, dice.

“Recojo materiales que desechan los historiadores para llevarlos al presente y hacer con ellos croquetas literarias”

Estos textos fronterizos son precisamente los protagonistas de la nueva edición del XI Festival Eñe, se celebrará en Madrid y Málaga entre el 11 y el 23 de noviembre, en la que este año Sergio del Molino se estrena como director, sucediendo a escritores como Antonio Lucas y Luisgé Martín. “Estos libros rompen todas las convenciones de lo que creemos saber de la literatura y van a la esencia, a la comunicación directa entre el comunicador y el lector, entre quien cuenta una historia y quien la escucha para enamorarse de ella”.

Nos citamos con él en el espacio de la madrileña calle Alameda de La Fábrica —entidad organizadora del evento y el mejor enclave para entrevistar a una voz de la literatura contemporánea como Del Molino— para charlar con él acerca de su nueva etapa al frente de esta gran fiesta de la palabra, el futuro del libro o la inaparente futilidad, a veces, de la literatura.