Agustín Fernández Mallo

Heráclito, radiofísica y ‘Sálvame Deluxe’

16/12/2019 · Por Rafa Cervera
El escritor Agustín Fernández Mallo
El escritor Agustín Fernández Mallo es uno de los miembros más destacados de la generación Nocilla, también llamada generación Mutante, cuya denominación procede del título de una serie de sus novelas. © Iván Giménez

Agustín Fernández Mallo ha sido traducido a más de diez idiomas. No puede haber reflejo más claro de la importancia de su obra. El pasado año publicó dos nuevas obras capitales: la novela 'Trilogía de la guerra', que obtuvo el Premio Biblioteca Breve, y el ensayo 'Teoría general de la basura (cultura, apropiación, complejidad)'. Dos títulos en los que este exponente de la generación Nocilla vuelve a arrojar, también desde la ficción, su personal visión de la historia.

A mediados de la pasada década, Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967) revolucionó la narrativa española con la Trilogía Nocilla (Alfaguara). Desde entonces, este escritor, que combina la mirada científica con la fantasía y la lírica, ha seguido escribiendo convertido, tal y como él afirma, en un poeta que hace novela y ensayo. A principios de 2019, Trilogía Nocilla se publicaba en Estados Unidos como Nocilla Trilogy de la mano de la prestigiosa editorial Farrar, Strauss & Giroux. Ahí es nada.

¿De dónde viene tu vocación de escritor?

Escribir me viene más por la vía de las ciencias, de la necesidad de intentar investigar el mundo a través del lenguaje literario. Crear un mundo y contemplarlo a partir de la literatura. Crear un sistema que dé cuenta de nuestra realidad o invente parte de ella para entendernos mejor, que al final es una cuestión investigativa, o filosófica si se quiere. Yo en un principio creí que eso solo se podía hacer a partir de la poesía —y en cierto modo aún lo creo—, aunque ya no soy tan radical.

¿Qué te lleva a pensar así?

Hay un verso en uno de mis poemarios que dice: La poesía no es literatura / y de ser algo es su ciencia. Creo que la poesía, en realidad, es ciencia. El gran poema de Lucrecio, “De la naturaleza de las cosas”, se estudia dentro de la poesía porque está en verso, pero en realidad es un tratado de ciencia de su época. Está en verso porque entonces se escribía en verso, no por otra cosa. Cuando leo a Heráclito y a otros poetas veo que hay unas preguntas acerca de las primeras causas de las cosas. Cuando Newton se pregunta por qué la manzana cae y la luna no, se está planteando una cuestión que podría estar perfectamente en un poema.

En 2006 publicaste tu primera novela, Nocilla dream, la cual se convirtió en todo un fenómeno literario. ¿Cómo viviste aquel momento?

Escribí esa novela sin tener muy claro qué estaba escribiendo. Es muy importante nunca saber exactamente qué es lo que estás escribiendo porque entonces experimentas con algo que puede llegar a ser bueno o nuevo. Después terminé Nocilla experience y Nocilla lab, pensando que nadie me las iba a editar. Lo que ocurrió después fue como un regalo. Me di cuenta de que el mundo literario esperaba una renovación, y llegué y por algún motivo encajé en ella. Como dijo mi amigo Eloy Fernández Porta, lo que hice fue gestionar la complejidad de una manera única, es decir, sin darme cuenta. Yo entonces seguía ejerciendo mi profesión de radiofísico hospitalario. Trabajar cincuenta horas a la semana con pacientes te pone los pies en la tierra. Podía estar de viaje o haciendo entrevistas, pero al día siguiente tenía que estar a las ocho de la mañana atendiendo casos clínicos, y eso es incompatible con estar pensando en el éxito literario.

“El primer acto de incultura es pensar que solo hay algo aprovechable a partir de lo supuestamente excelente o culto. Yo he extraído versos de teleseries baratas, de McGyver o de Sálvame Deluxe

Hace unos meses la Trilogía Nocilla salió en Estados Unidos. ¿Cómo se relaciona con ella el público anglosajón?

De una manera muy distinta. Allí se fijan mucho en la parte concerniente a su cultura, o te dicen que es como la cara B de la gran novela americana. Te dicen cosas que tú tampoco llegas a entender porque son otra cultura. También la leen en una clave más política que los hispanoparlantes. Veo que hacen una lectura más severa, más analítica y menos lúdica. Se fijan menos en la parte fantástica, aunque todo lo que venga de Borges les encanta, es un gran referente para ellos. Pero estoy encantado porque la recepción ha sido increíble. Ha salido en New York Book Review, Harper’s Magazine, New York Times, que es algo muy raro para un autor español traducido. El mercado anglosajón traduce poquísimo, de hecho, solo el dos por ciento de los libros que encuentras en una librería estadounidense vienen de otros idiomas.

¿Cuál es tu mayor medio de inspiración no literario?

La televisión. Con y sin sonido. Creo que el primer acto de incultura es pensar que solo hay algo aprovechable a partir de lo supuestamente excelente o lo supuestamente culto. Yo he extraído versos de teleseries baratas, de McGyver o de Sálvame Deluxe. Luego tienes que saber tratar eso o meterlo en el contexto adecuado. En Teoría general de la basura expongo que pensar que solo nos vale lo excelente hace que te bloquees. El mundo es orgánico y para crear no puedes obviar que existen los excrementos simbólicos de ese mundo. La televisión me gusta mucho por eso. En todos los programas veo algo. No entiendo por qué hay tantos intelectuales que desprecian el medio televisivo. Un día hablando con el escritor Juan José Millás me dijo que la televisión le había salvado la vida multitud de veces. A mí también.

¿Cuál es el planteamiento base del ensayo Teoría general de la basura?

Lo que plantea este libro es que las creaciones que luego quedan y que nos interesan no son las que se han hecho a partir de la excelencia de otras obras precedentes, sino de los residuos. El ejemplo de Cervantes es bastante claro. Él no se fija en la excelencia de los libros de caballerías que le precedieron, aunque la conoce; se va a los residuos de esas novelas, basura de su época, y con ellos construye un género nuevo a partir de El Quijote. Me interesaba mucho reconceptualizar el término “basura” porque los cambios vienen cuando a la palabra que hemos oído siempre y que tienen un significado concreto le damos otro, y eso crea una revolución.

¿Se podría decir que Trilogía de la guerra es una novela que aborda temas políticos sin ser una novela política?

Para mí pone sobre la mesa una investigación más antropológica: de dónde viene el ser humano, qué nos une, qué nos desune, el hecho de que todos estemos conectados con algún muerto en una guerra. Plantea el problema de las migraciones o el por qué medio planeta quiere venir a vivir a Europa. Cómo los sirios desembarcan en las costas europeas mientras que los europeos nos empeñamos en destruir Europa a través de los nacionalismos. La novela pone el foco en que las ideologías clásicas de izquierdas o de derechas se están diluyendo; la gente ya no vota en función de una ideología sino de la identidad.

¿Qué es para ti el talento?

El talento para mí es la capacidad de alguien para hacernos ver lo que siempre hemos visto de un modo en que nunca lo habíamos visto. Ver el mundo como si fueras un extraterrestre que acaba de aterrizar en la Tierra. Cuando Proust muerde la magdalena nos hace verla como nadie la había visto nunca. Newton nos muestra la manzana como nadie la había visto antes. Y eso está en la cotidianeidad, no hace falta irse hasta la galaxia de Orión para percibirlo.