Fernando Velázquez

Un músico de cine

10/02/2023 · Por Jaime Soteras
El compositor Fernando Velázquez está detrás de las bandas sonoras de películas como ‘El orfanato’, ‘Lo imposible’ o ‘Un monstruo viene a verme’
El compositor Fernando Velázquez está detrás de las bandas sonoras de películas como ‘El orfanato’, ‘Lo imposible’ o ‘Un monstruo viene a verme’. © Cortesía de Fernando Velázquez

A veces bastan unas notas para rememorar una película y volverse a emocionar. El compositor Fernando Velázquez, uno de los más reconocidos y respetados del país, sabe bien de lo que hablamos. Este año, con la banda sonora de ‘Los renglones torcidos de Dios’ ha sumado su quinta nominación a los Goya y aspira a repetir el éxito de 2017, cuando se llevó el galardón a casa por ‘Un monstruo viene a verme’.

El cine es un arte que siempre fue de la mano de la música. En sus inicios, cuando las películas carecían de sonido a causa de las limitaciones técnicas, las salas de proyección contaban con música en directo, siendo el piano el instrumento más usado. En 1927, con el estreno de El cantante de jazz, las bandas sonoras se integraron por fin con las imágenes. Notas que despertaban sentimientos en el espectador y le invitaban a sonreír, a emocionarse, a asustarse y a soñar. Fernando Velázquez (Getxo, 1976), casi un siglo después, es un maestro en eso. El orfanato, Lo imposible, Ocho apellidos vascos, Un monstruo viene a verme o Durante la tormenta son solo algunas de las decenas de trabajos que ha realizado este compositor. También encadena piezas para televisión —las últimas: Patria, El inocente o Alma— y el pasado noviembre recibió un Grammy Latino al mejor arreglo por la canción El plan maestro, del álbum Tinta y tiempo de Jorge Drexler.

Su saldo en los Premios Goya atestigua que estamos ante uno de los músicos con más talento del panorama cinematográfico español. En 2017, tras tres nominaciones sin suerte (El orfanato, Lo imposible y Ocho apellidos vascos), se llevó un cabezón a casa por la música de Un monstruo viene a verme. Un triunfo que espera repetir en la gala de este año con la partitura de Los renglones torcidos de Dios, la última película del director Oriol Paulo. La relación con los directores es fundamental para Velázquez y, quizás por eso, ha construido sólidos idilios profesionales con cineastas como Koldo Serra, Juan Antonio Bayona o el propio Paulo. “A mí me gusta trabajar en equipo. Tengo que entender muy bien qué quiere contar el director y cómo, te tienes que meter en su cabeza”, señala. Con el objetivo de conocer mejor cómo es ese proceso creativo, arrancamos la charla.

¿Cómo es tu proceso a la hora de crear la banda sonora de una película?
Lo que más me gusta es trabajar con las imágenes. Yo le pongo música a la película que monta el director y responder a lo que se ha filmado tiene muchos matices. Es diferente a trabajar a partir de un guion. Lo ideal es tener el montaje acabado, aunque eso no es frecuente. El proceso requiere ser muy flexible porque implica trabajar con una película que puede ir cambiando. Hay poco tiempo y tienes que ser muy rápido.

“Tengo que entender muy bien qué quiere contar el director y cómo, te tienes que meter en su cabeza”

¿Y qué relación mantienes con los responsables de la película?
Depende de cada proyecto, pero a mí me gusta trabajar en equipo. Tengo que entender muy bien qué quiere contar el director y cómo, te tienes que meter en su cabeza. Hay que manejar muy bien toda la información y la carga emocional para llevarla al mejor sitio posible. Para mí es importante saber que puedo realizar propuestas y que estas pueden ser matizadas hasta encontrar la mejor manera de contar la película. En definitiva, escuchar y ser escuchado.

Tú compones para cine y televisión, pero también creas piezas para conciertos. ¿Hay diferencias?
La meta es la misma: comunicar, que es el fin de toda obra de arte. Lo que difiere es que la motivación procede de lugares distintos. En una pieza de concierto busco y atiendo a mis propias motivaciones, digamos que yo me monto la película. Ser libre y trabajar para uno mismo es complicado porque implica tomar muchas decisiones.

¿Qué tono debía tener la banda sonora de Los renglones torcidos de Dios?
Como en la novela, había que encontrar un término medio entre lo real y lo irreal. El tono clásico está buscado a través de la sonoridad de la orquesta, con armonías de época que recuerdan a los thrillers de Alfred Hitchcock o Brian de Palma. Pero a la vez se trataba de hacer algo muy emocional, de acompañar a la protagonista. Su tema es melancólico y va variando de acuerdo a las peripecias por las que pasa. La música tiene que contar la película, es información que le das al espectador. A veces es más importante encontrar un hilo narrativo, una estructura para la música, que crear una melodía bonita.

“Necesito componer, no lo hago por ganarme el pan. Y tiene algo muy bonito: la música puede mejorar la vida de los demás”

Como ganador de un Goya y nominado de nuevo este año, ¿qué importancia crees que tienen los premios en esta industria?
Tienen una importancia publicitaria, que está fenomenal y es necesaria. Son una herramienta para que se nos conozca. La experiencia dice que no cambia nada ganar un premio. Lo importante es que se hable de lo que hacemos, del trabajo que hay detrás, porque a veces los premios son muy aleatorios.

¿Qué es lo que más te motiva en tu trabajo?
Necesito componer, es algo inevitable para mí. No lo hago por ganarme el pan. Es una motivación vital. Y, por otro lado, tiene algo muy bonito: la música puede mejorar la vida de los demás, transmitir algo positivo, entretener, servir de consuelo…

“Detrás del talento hay mucha energía y esfuerzo. No hay talento sin dedicación, eso sería como un avión sin combustible”

¿Cómo definirías el talento?
Detrás del talento hay mucha energía y esfuerzo. No hay talento sin dedicación, eso sería como un avión sin combustible. Tan importante como el talento es la energía que se pone para moverlo. Se trata de poner las cosas en duda, de reaccionar y de ser valiente para inventar algo diferente. A este respecto, creo que España es una primera potencia mundial en talento.