Eikō Ai

Luz y buena vibra

05/08/2022 · Por Rocío Navarro
La barcelonesa Gloria Lladó es la directora creativa de la marca Eikō Ai
La barcelonesa Gloria Lladó es la directora creativa de la marca Eikō Ai. © Albert Bonfills

Eikō Ai indaga en un concepto de moda inspirado en la naturaleza y basado en el carácter transformador de la luz para transmitir buenas vibraciones y conseguir que las personas que porten sus piezas se sientan bien. Todo ello sin olvidarse de la prenda estrella de sus comienzos, el kimono, y sin desatender la sostenibilidad apostando por la perdurabilidad de las prendas.

Si Eikō Ai rindiese culto a un dios, este podría ser Helios, Ra o Inti. Su última colección, Lucid Dreams, es una oda a la energía solar y un sí rotundo a brillar a plena luz del día. Aunque el germen de la firma no se encuentra en el astro rey, sino en el fervor por el diseño y en un flechazo con el kimono. Hoy, la pieza tradicional japonesa se ha convertido en uno de sus iconos, pero la marca ha trascendido. Gloria Lladó (Barcelona, 1986), una de sus fundadoras, pone el foco en las cualidades esenciales de la naturaleza y las transforma en piezas que escapan de lo terrenal. Sentirse bien a través de la vestimenta es el leitmotiv de una firma que también busca conectar con el espíritu y las buenas vibraciones.

¿Cuándo sentiste la llamada de la moda?
Me encanta desde pequeña. Recuerdo que me regalaron un vestido para una celebración y lo primero en lo que pensé fue en cortarlo y quitarle las mangas. Al final resultó un desastre, pero desde esa edad tan temprana ya quería meter la tijera.

Antes de fundar Eikō Ai trabajaste para otras marcas. ¿Cómo desarrollaste en ellas tu talento?
Es una industria que requiere trabajo, son muchos los procesos hasta llegar a la prenda final. Me encantan los retos y las multinacionales muchas veces ponen al límite tu creatividad. He tenido la suerte de crear diseños, desarrollar prendas y buscar tejidos bajo mucha presión, pero siempre disfrutándolo.

¿Por qué decidiste crear Eikō Ai?
La verdad es que surgió por una necesidad personal. Necesitaba un vestido y no encontraba ninguno que me encajase, así que decidí hacérmelo yo. Quería crear mi propio universo, algo que no iba a encontrar en ningún sitio. Surgió casi jugando y el juego se convirtió en una empresa, pero también resultó sacrificado porque salía de la oficina y volvía a ponerme a trabajar.

“Eikō Ai surgió por una necesidad personal. Quería crear mi propio universo, algo que no iba a encontrar en ningún sitio”

El kimono está ligado a los orígenes de la marca, ¿qué hace tan especial a esa pieza?
Se trata de una pieza muy antigua que ha perdurado en el tiempo. El hecho de tener un legado y entenderlo desde el confort son códigos muy interesantes. Una prenda elegante, cómoda y un poco casual para combinar en distintas ocasiones, pero manteniendo la sofisticación. Además, nos encanta la cultura japonesa: nuestro propio nombre es una traducción fonética japonesa de gloria y amor. Y nos gustaría seguir indagando en el Japón más reflexivo, el de hacer las cosas más despacio, con sosiego, con cuidado.

¿Queda algo del kimono que inspiró inicialmente tu talento en las colecciones?
Tuvimos algunos modelos, los versionamos y ahora siempre contamos con un vestido kimonero, con sus mangas características pero drapeado. Son nuevas versiones de la prenda icono que nos gustaría que perdurasen. Es con lo que nacimos y nos sigue encantando.

¿Qué lenguaje hablan vuestros diseños?
Siempre empezamos una colección a partir del color. Nos encantan los tonos luz, con mucha carga de blanco en su composición y que favorezcan a todo tipo de pieles. Otro tema importante son los estampados, que diseñamos nosotros, y las transparencias. Nos encantan los tejidos vaporosos tintados en colores que evoquen sutileza.

Y, ¿de dónde surge vuestra inspiración?
El mejor artista que ha surgido a lo largo de la historia es la naturaleza y nos inspiramos en ella. Allí encontramos colores increíbles en las flores o en el cielo, o unos degradés maravillosos en las puestas de sol. El paralelismo con el agua y sus destellos cuando refleja la luz nos lleva a utilizar lentejuelas y tejidos brillantes, y nos encantan los laminados que emulan el agua. Pero no solo nos inspiramos en elementos visuales, también tenemos referencias sensoriales. Todo lo que nos hace sentir mejor, como determinados sonidos y olores. Además, nos gusta enlazar la naturaleza con el espectro espiritual, las energías, las ondas y las vibraciones. El sentido no visible de las cosas, porque lo que se mueve por dentro sale fuera.

Esta emulación de lo natural, ¿invita a vestir brillos y destellos durante el día?
A mí me encanta la idea. Si pruebas a ponerte bajo el sol con tejidos holográficos y lentejuelas se crean unos destellos interesantísimos. Solo por esto, definitivamente, hay que llevar un brillo cálido durante el día.

En vuestra última colección, Lucid Dreams, ¿cómo interpretáis todo este universo?
Es una colección inspirada en la energía solar. El sol simboliza la fuente de luz que proporciona la energía vital para que todos los organismos crezcan y se manifiesten. Para la Tierra es la esencia de la vida y nos conecta con el universo. Está destinada a la mujer urbana, cosmopolita, inspiradora y sensual que busca conectar con la belleza natural y el esplendor del momento presente.

Y, ¿cómo toma forma?
A través de transparencias que dejan pasar la luz, satenes ultrasuaves en colores luminosos, brillos en tonos cálidos, jacquards estampados, tejidos vaporosos que se funden con estampados holográficos, prints florales y brillos que hacen brotar la vida… Las prendas lanzan un mensaje de positivismo y energía que te hace sentir bien.

“El mejor artista que ha surgido a lo largo de la historia es la naturaleza y nos inspiramos en ella”

Apostáis por la perdurabilidad de las piezas, que es una manera de impulsar la sostenibilidad. ¿Cómo se consigue que una pieza sobreviva años en un armario?
Sobre todo, por su calidad. Además, intentamos hacer colecciones atemporales, sin patrones que marquen mucho una tendencia. Por ejemplo, un cuello gigante sería una corriente muy puntual y por eso tendemos a hacer proporciones más clásicas. Incorporamos la novedad de forma sutil en forma de clásicos renovados y adaptados.

En alguna ocasión habéis hablado de humanizar el medio digital, ¿a qué os referís?
Nosotros nacimos muy vinculados a las redes sociales y en un entorno de pandemia, por lo que tuvimos que adaptarnos al medio digital, algo que nos ha gustado. Humanizar la tecnología es llegar a los consumidores de forma más profunda. Estamos probando, incluso, la realidad virtual. La tecnología es algo que nos ayuda y humanizarla implica, por ejemplo, comunicarte como una persona y no como un robot.

¿Cuáles son vuestros próximos retos?
Ahora tenemos mucha acogida en Norteamérica, así que nuestra intención es darnos a conocer aún más en países como Estados Unidos y hacer más grande la marca, pero manteniendo el mismo cuidado y mimo hacia el diseño y las prendas. Gracias al medio digital hemos conseguido llegar a públicos más lejanos y queremos desarrollar la marca en esos entornos a través de una buena vibración.