Manuel Estrada

El poder del diseño

02/09/2022 · Por Rosario Fernández
El diseñador Manuel Estrada fue galardonado con el Premio Nacional de Diseño en 2017
El diseñador Manuel Estrada fue galardonado con Premio Nacional de Diseño en 2017. © Begoña Rivas

El veterano diseñador Manuel Estrada afronta cada uno de sus trabajos con la ilusión de un novel. “Me gusta mucho empezar nuevos proyectos porque son un reto que te mantiene con una actitud casi adolescente”, asegura. En esa lozanía tiene mucho que ver la curiosidad, que no le ha abandonado y que es su motor, llevándole a reclamar encargos relacionados con el medio ambiente y el cambio climático.

En un mundo en el que la imagen manda cada vez más, el diseño se ha convertido en una pieza fundamental. Solo necesitamos un logo para saber a qué marca nos referimos, y reconocemos películas, discos y libros por sus carátulas. Uno de los culpables de construir estos iconos de nuestro día a día es Manuel Estrada (Madrid, 1953). El Premio Nacional de Diseño 2017 es el responsable de renovar la imagen corporativa de la marca de especias Carmencita, del logo del Museo de la Evolución Humana de Burgos o de la imagen corporativa de Fundación Repsol. También de algunas de las carátulas más icónicas del panorama editorial español, las de los libros de bolsillo de Alianza, que la Biblioteca Regional de Madrid reúne hasta el 11 de septiembre en la exposición Leer libros, diseñar portadas.

Te imagino como el típico niño que se pasaba el día dibujando…
Sí, sí, era esa clase de niño, aunque en aquel entonces nunca imaginé que dibujar iba a guardar relación con mi profesión. De pequeño dibujaba como una forma de contarme a mí mismo historias o de contárselas a otros, y por ello me llevé algún pescozón en los escolapios. El dibujo conectaba mi mano con mi cabeza y mi fantasía. Mucho después, leí en el libro Sobre el dibujo, de John Berger, que es una conexión de nuestro cerebro que nos dice lo que pensamos. El dibujo para los diseñadores es una herramienta para proyectar lo que quieres hacer, pero también es una manera de explorar.

De hecho, tú ibas para arquitecto.
Me matriculé en Arquitectura porque mi entorno pensaba que podía encajar conmigo y podría haberlo hecho porque es una carrera en la que es necesario el dibujo. Lo que pasa es que en aquella época, en pleno franquismo, yo estaba más interesado en intentar cambiar el mundo que en buscar una profesión. Durante un tiempo no me preocupé de si iba a ser arquitecto o de qué quería hacer realmente. Me topé con el diseño porque, de pronto, descubrí que mi capacidad para dibujar, además de para imaginar cosas, servía para resolver los problemas de otros. Podía hacer una portada para un libro o un cartel para una película, que fueron mis primeros encargos.

“El dibujo para los diseñadores es una herramienta para proyectar lo que quieres hacer, pero también es una manera de explorar”

¿Y para qué sirve el diseño?
El diseño es una herramienta para la resolución de problemas. Es una disciplina muy transversal que pone en común a ingenieros, arquitectos, creativos... Incluso algunas universidades americanas, como Harvard o el MIT, han extraído experiencias del proceso de trabajo de los diseñadores para aplicarlas en disciplinas ligadas al marketing o a la gestión del negocio, y tienen esa asignatura: el design thinking. En realidad, el diseño consiste en entender problemas, buscarles solución y plasmarlo a través de fórmulas comprensibles.

¿Qué elementos ha de tener el diseño para que funcione y sea exitoso?
En España tuvimos un falso oasis de diseño durante La Movida, donde se decía: “¿Diseñas o trabajas?”. Todo el mundo era diseñador o se dedicaba a alguna actividad creativa, pero hay que distinguir entre diseño y arte. Según mi amigo Cruz Novillo, la diferencia es que los artistas disparan la flecha y donde cae pintan la diana y, en cambio, los diseñadores tienen que dar en la diana de un problema que alguien les plantea. A mí me gusta más esto último, que es donde reside el éxito: entender el problema que te plantea la institución o empresa que encarga el logo, estudiarlo a fondo y, una vez comprendido, dibujarlo, desarrollarlo y aplicarlo.

Los galardones también son sinónimo de éxito y tú cuentas con el Premio Nacional de Diseño, entre otros. ¿Para qué sirven?
Los premios facilitan cierto reconocimiento, pero hay que procurar que no se suban a la cabeza. Si hay algo que me parece insoportable es la gente que se cree diferente o mejor por una habilidad personal. Los premios ayudan, pero, como dicen algunos colegas que también han ganado el Nacional de Diseño, hay gente que no te llama porque cree que te has subido a la parra.

También has sido protagonista de numerosas exposiciones, entre ellas la actual Leer libros, diseñar portadas. ¿Qué puede encontrarse el visitante?
La directora de la Biblioteca me propuso hacer una exposición para mostrar cómo se hacen las portadas de los libros. Hay un total de 150 portadas ampliadas y se habla del proceso, con cuadernos en vitrinas donde se muestran bocetos u objetos que se han usado para realizarlas. En resumen, es una muestra sobre las portadas de los libros desde su concepción hasta el final.

Tras tantos años de profesión, ¿cómo te enfrentas a cada nuevo encargo?
La clave es saber lo máximo sobre el proyecto. Con los años he ido entendiendo una frase que le leí a Paul Rand, el diseñador del logo de IBM, que decía que la principal cualidad en un diseñador es la curiosidad. Cuando te encargan un logo tienes que estudiarlo todo sobre esa empresa, algo que lleva más tiempo que resolver la parte visual o gráfica. Yo lo hago con gusto. Esa curiosidad te permite descubrir cosas distintas. Además, me gusta mucho empezar nuevos proyectos porque son un reto que te mantiene con una actitud casi adolescente.

Además de curiosidad, ¿qué otras aptitudes ha de reunir un diseñador gráfico para explotar su talento?
Se habla mucho del talento y de las escuelas de diseño, jugando con la idea de promover y encontrar el talento, pero creo que el esfuerzo es otra cualidad indispensable. El talento que solo brilla a través de lo rápido, lo espontáneo, lo inmediato resuelve de manera cosmética y superficial el problema. A ello se añade una dosis de creatividad, pero esto es algo que se afila con los años. En este tipo de profesiones, que son carreras de fondo, cuánta más experiencia, más capacidad para hacerlo bien.

“El talento que solo brilla a través de lo rápido, lo espontáneo, lo inmediato resuelve de manera cosmética y superficial el problema”

Has tocado, y sigues haciéndolo, todos los palos: de identidad corporativa a colecciones de libros, de gráfica de eventos a señalización y arquigrafía, etc. ¿Dónde te sientes más seguro?
La verdad es que tengo facilidad para los logos, pero esa facilidad tiene un inconveniente y es que te sientes muy seguro rápidamente y eso te empuja a reflexionar menos y a repetir fórmulas ya empleadas. Me he dado cuenta de que los trabajos más interesantes son aquellos que haces por primera vez porque te obligan a encontrar soluciones y a abrir caminos que están llenos de maleza.

Dinos algo que aún no hayas hecho y que te gustaría hacer…
Personalmente, me preocupa mucho que estemos ignorando los avisos que nos envía la Tierra, cómo las altas temperaturas están provocando incendios o haciendo desaparecer los glaciares. Me gustaría que me hicieran encargos más contundentes para participar en temas relacionados con el medio ambiente y el cambio climático. El diseño no cambia el mundo, lo cambian los seres humanos, pero sí puede ayudar.