Alfonso Cabello
Una vida de retos
“Lo que más me motiva es que me digan que no puedo, para demostrarme primero a mí y después al resto que sí puedo”. Con esta frase, Alfonso Cabello evidencia cómo se ha convertido en uno de los mejores ciclistas adaptados del mundo. El doble campeón paralímpico —Londres y Tokio— sueña con volver a lo más alto en Los Ángeles, pero también anhela retos más allá de la bicicleta. Una pista: le apasiona el motor.
Cuando Alfonso Cabello (La Rambla, Córdoba, 1993) disputó su primera carrera ciclista, quedó el último. Las miradas de condescendencia que despertó ese niño sin antebrazo izquierdo —una malformación de nacimiento— se convirtieron en un aliciente. “Cuando era pequeño había cosas que se suponía que no podía hacer o que no se me iban a dar bien y eso me chirriaba. No me encajaba. Que no me considerasen capaz o me mirasen de forma distinta se convirtió en gasolina para mí, eso me daba energía y me inspiraba para dar el máximo”. Así fue como Alfonso se acostumbró a ponerse retos, los cuales ha ido superando hasta convertirse en uno de los mejores ciclistas adaptados del mundo. Sus siete medallas paralímpicas —dos oros, una plata y cuatro bronces— en cuatro Juegos —Londres, Río, Tokio y París— así lo atestiguan y ya piensa en los quintos: Los Ángeles. Antes intentará proclamarse campeón del mundo en Río de Janeiro (16-19 octubre). La constancia y la confianza, confiesa, son los rasgos que le han hecho grande como deportista y, haciendo gala de ellos, este gran amante del motor y la mecánica piensa en nuevos retos: “Seguro que hay gente que cree que con mi discapacidad no puedo hacerlo, pero ojalá algún día pueda correr alguna prueba del Campeonato de España de Enduro. ¡O un Dakar! Por soñar que no quede. Me encantaría. Además, inspiraría a mucha gente y eso también me llena mucho”.
¿Cómo llegó el ciclismo a tu vida y qué te motivó, pese a tu discapacidad, a competir contra otros?
Como era un niño muy activo, mis padres me apuntaban a todos los deportes para calmarme. La natación me gustaba y se me daba bien, pero un día un vecino me prestó su bici para participar en una carrera en las fiestas de mi pueblo. Era el único niño con discapacidad y quedé el último, pero aquello fue un subidón de adrenalina. Siempre me ha llamado la atención todo lo que tiene ruedas, ¡es mi auténtica pasión! Me picó el gusanillo y comencé a entrenar regularmente. Con el tiempo mejoré, tanto que hasta ganaba a niños sin discapacidad. Y así hasta hoy.
Siempre dices que el ciclismo ha sido mucho más que un deporte para ti. ¿En qué sentido?
El ciclismo paralímpico no te agrupa por edad, sino por tipo de discapacidad. Con 16 años comencé a entrenar con personas más mayores. En la selección era el más joven y el siguiente tenía 30 años, así que tuve que moverme en un ambiente de valores y de reglas que me curtieron como deportista y como persona. El ciclismo ha sido una escuela de vida para mí y gracias a él he forjado mi carácter. Si no hubiese hecho deporte y no hubiese estado rodeado de deportistas de alto nivel desde tan joven, mi manera de pensar o de actuar en mi vida diaria sería diferente.
“De niño era muy inseguro, en parte por mi discapacidad, pero gracias al deporte fui ganando seguridad. Comprendí que si realmente quieres algo no te queda otra que ir a por ello”
¿Qué cualidades crees que te han hecho grande como deportista?
La confianza y la constancia. Para mí son los rasgos más importantes. De niño era muy inseguro, en parte por mi discapacidad, pero gracias al deporte fui ganando seguridad. Comprendí que si realmente quieres algo no te queda otra que ir a por ello. Intentarlo no te garantiza conseguirlo, pero si ni siquiera lo intentas... Al final, el que alcanza sus objetivos es aquel que lo intenta una y otra vez. Así que, como te decía, destacaría la constancia —la capacidad de sacrificio— y la confianza en mí mismo, y eso se lo debo al deporte.
Entonces, ¿qué es el talento para ti?
Mi concepto del talento ha ido variando con el paso de los años. Al principio pensaba que era algo con lo que se nacía. Creía que los grandes campeones, como Usain Bolt o Michael Phelps, tenían algo innato que les facilitaba llegar tan alto, pero ahora creo que el talento se forma poco a poco. Así que, para mí, el talento tiene más que ver con la constancia y eso vale para cualquier ámbito. Ser talentoso requiere de muchísimo esfuerzo y es muy complicado de conseguir, pero está al alcance de todos y cada uno de nosotros.
Has ganado siete medallas paralímpicas en cuatro Juegos consecutivos. ¿Cómo te hace sentir semejante palmarés?
He aprendido a saborear los triunfos hace poco. Por raro que pueda parecer, durante muchos años fui ajeno a ellos. Siempre me ha gustado ir día a día, intentando tener los pies en el suelo. Al final, todos los deportistas a los que me enfrento quieren ser el número uno. Y solo uno puede serlo. Soy consciente de que un día llegará otro más competitivo y me derrotará. Me enorgullece todo lo que he logrado porque son cuatro ciclos paralímpicos consecutivos subiéndome al podio. Con el tiempo he aprendido a valorarlo y a disfrutar del momento. Ahora afronto con mucha energía el camino hacia mis quintos Juegos.
Alfonso Cabello tiene una calle y un polideportivo con su nombre en su pueblo, La Rambla (Córdoba). © Cedida por Go Sharing Dreams
¿Qué mensaje le lanzarías a los jóvenes con discapacidad que te ven y sueñan con emularte?
Es complicado… Si yo me viese desde fuera pensaría en lo difícil que es ganar una medalla paralímpica y en la cantidad de esfuerzo invertido para conseguirlo. Quizás lo vería como una utopía, pero el mensaje que me gustaría lanzar es que, si realmente lo deseas y estás dispuesto a trabajar y a ser constante, es posible. Yo lo he hecho y no soy un superhéroe que haya nacido con unas cualidades innatas para el ciclismo. Solo soy un trabajador que lucha por ser cada día mejor y esto sirve para cualquier aspecto de la vida. Deberíamos darnos el beneficio de la duda, algo que muchas veces no hacemos.
Hace unos años te propusiste competir contra deportistas sin discapacidad. ¿Es el desafío más difícil al que te has enfrentado?
Probablemente. Soy muy exigente y siempre quiero dar lo mejor de mí para estar lo más arriba posible. Enfrentarme, de tú a tú, a los mejores ciclistas de España sin discapacidad en unos nacionales era un reto muy complejo y salió muy bien. Conseguí subirme al podio durante tres años consecutivos y en velocidad por equipos fuimos campeones. Un hito para alguien con discapacidad. Me demostré a mí mismo que ser diferente no me convierte en menos capaz que nadie y fue una satisfacción.
“Ser talentoso requiere de muchísimo esfuerzo y es muy complicado de conseguir, pero está al alcance de todos y cada uno de nosotros”
Estuviste un año y medio sin competir por secuelas derivadas del COVID persistente. ¿Fue el momento más duro de tu carrera deportiva?
Sin ninguna duda. Como todo deportista, he sufrido lesiones —unas más graves, otras menos—, pero nada similar a lo vivido con el COVID. Me proclamé campeón en los Juegos de Tokio y estaba en un gran momento de forma, pero de repente caí enfermo. Pasé el COVID y ya nada fue igual. Notaba que algo en mi cuerpo no funcionaba bien, así que paré un tiempo prudencial. Cuando volví a entrenar me notaba extremadamente fatigado y tuve que renunciar al Mundial de 2022. Al final estuve prácticamente un año sin montar en bici. Llegué a pensar que no volvería a ser el mismo... Tuve que empezar de cero y albergué muchas dudas, pero decidí tirar para adelante. Me costó muchísimo, pero logré dos medallas en los Juegos de París y, aunque me hubiese gustado colgarme el oro, valoro muy positivamente ese resultado.
Los deportistas paralímpicos estáis más en la sombra, ¿echas de menos mayor reconocimiento?
Sí, pero forma parte de un proceso. Hace diez años el deporte paralímpico era desconocido para la mayoría. Ahora, en cambio, hay un mayor conocimiento entre la población. Cada vez tenemos más notoriedad, tanto a nivel social como mediático, y, aunque queda mucho por hacer, vamos por el buen camino. La gente ya nos considera deportistas de alto nivel. Llegará un momento —y espero verlo— en el que se hable de deportistas sin más, dejando a un lado los adjetivos que hacen que unos sean más o menos que otros.
Siempre dices que tu vida se basa en superar retos. ¿Cuáles se dibujan en tu horizonte?
Tengo una espinita clavada con los Juegos de París porque no tuve tiempo para prepararlos como me hubiese gustado por diferentes motivos, entre ellos lo que comentábamos del COVID. Creo que puedo hacerlo mucho mejor y ahora mi objetivo prioritario son los Juegos de Los Ángeles. Evidentemente quiero lograr un gran resultado en el Mundial de Río de Janeiro, pero nada me motiva más que los Juegos. Son mi próximo reto y voy a darlo todo durante estos años.