Elena Gual

La belleza de la mujer

22/08/2022 · Por Rosario Fernández
La técnica del impasto se ha convertido en la seña de identidad de la artista Elena Gual
La técnica del impasto se ha convertido en la seña de identidad de la artista Elena Gual. © Imagen cedida por Elena Gual

A pesar de su juventud, Elena Gual ha desarrollado un estilo único y reconocible gracias a su tema estrella, la figura de la mujer en los distintos rincones del planeta, y a una técnica clásica que ella recupera y adapta, el impasto, consistente en pintar con capas muy gruesas. Así se ha convertido en una de las artistas españolas con mayor proyección internacional en la pintura.

Viajera infatigable, fue precisamente en una de sus travesías cuando Elena Gual (Palma de Mallorca, 1994) descubrió su auténtica vocación. Tras ver un cuadro de Van Gogh en Ámsterdam, llamó a sus padres para decirles que ya no quería ser arquitecta —lo que siempre había deseado—, sino que había descubierto su verdadera pasión: la pintura. Dicho y hecho. Así fue cómo decidió formarse como pintora clásica en la Academia de Arte de Florencia, donde completó una licenciatura de tres años en dibujo y pintura académicos, seguida de prestigiosos cursos en Londres, en la Central Saint Martin’s y la Royal Academy. Durante esos años la artista mallorquina desarrolló un sello propio que, como ella misma asegura, “es una mezcla de estilos y épocas combinados para encajar en el mundo que vivimos”. Por eso no es de extrañar que, recientemente, haya firmado un contrato de exclusividad con Gallery Red, cuyo dueño, Drew Aaron, es uno de los grandes coleccionistas de Nueva York, ciudad en la que expondrá entre 1 y el 22 de septiembre.

Siempre tuviste claro que querías seguir los pasos de tu padre y ser arquitecta, pero el destino recondujo tu camino hacia la pintura. ¿Cómo fue ese paso?
Durante unas prácticas de arquitectura me di cuenta de que lo que de verdad me entusiasmaba era su lado más primitivo, cuando se hacía todo a mano. Supongo que buscaba el lado más artístico de la arquitectura. Aunque el verdadero detonante se produjo al quedarme pasmada frente a una obra de Van Gogh en su museo de Ámsterdam. Al salir llamé a mis padres entre risas y llantos diciéndoles que iba a ser pintora.

Entonces, ¿el talento del pintor nace o se hace?
Supongo que, como en cualquier faceta artística, es una inquietud que has de tener desde pequeña. Yo siempre he dibujado y experimentado con acuarelas o lo que encontrara por casa, aunque obviamente ser artista no suele ser la primera opción profesional que se te pasa por la cabeza; más si desde pequeños no dejan de decirnos lo arriesgado que es, que lo es. Pero, en definitiva, pienso que el salto a la profesión ha de pasar por una fuerte intención de estudiar, aprender y pintar todo lo posible.

“Ser artista no suele ser la primera opción profesional, más si desde pequeños no dejan de decirnos lo arriesgado que es”

Desde pequeña has tenido la oportunidad de viajar por todo el mundo, ¿qué importancia han tenido esos viajes a la hora desarrollar tu talento como artista?
A mis viajes siempre llevaba conmigo mi cámara, lo que me ha aportado mucha facilidad para crear las composiciones de mis obras. Cuando empecé a pintar de forma seria, mis obras partían de fotografías propias. También creo que aprender de culturas tan diferentes me ha dado una perspectiva que, inconscientemente, uso a diario en el estudio y estoy segura de que ha sido clave en mi manera de apreciar el color en sus más diversas formas.

Esos viajes también han sido determinantes para que eligieras pintar a mujeres de todo el mundo. ¿Qué relación estableces con ellas?
Todo empezó en un viaje que hice al cumplir los 18 años a la India, donde tuve la oportunidad de colaborar en un orfanato. Ahí pude escuchar muchas historias de mujeres que cambiaron mi forma de ver la igualdad de género e hicieron que me volcara por completo en explorar la figura de la mujer. Lo que nos une y lo que nos separa. Mi mayor intención es plasmar y resaltar la belleza de la mujer en todas sus facetas.

¿Y con qué mujer te quedarías?
Con mi madre, a la que debería retratar más a menudo. Creo que he heredado su fuerza y su optimismo ante situaciones difíciles. Es, sin abandonar su lado más social, una de las mujeres más independientes que conozco. La admiro con todo mi corazón.

¿Cómo definirías tu obra?
No me gusta demasiado definir mi obra. Prefiero tener libertad total a la hora de crear y el hecho de definir mi estilo, aunque fuese solo para mí, es algo que puede limitarme como artista.

Una de tus señas de identidad es el empleo de la técnica del impasto, ¿por qué?
Creo que siempre he tenido una conexión emocional con el impasto. Mis pintores favoritos cuando era pequeña lo siguen siendo a día de hoy, como Van Gogh o Monet. Durante mis estudios de pintura clásica mis profesores ya me reñían por añadir demasiado impasto en obras que debían tener una técnica renacentista, pero la verdad es que estoy muy contenta de que esta sea una de mis señas de identidad.

Si tuvieras que escoger una obra de arte, ¿cuál sería?
A los 22 años me enamoré de la obra Madame X, de John Singer Sargent. Estuve obsesionada con ella durante mucho tiempo y a día de hoy la podría seguir catalogando como mi obra favorita. A modo de anécdota te contaré que en mi último año de carrera gané un concurso que me permitió escoger una obra para pintarla en el MET de Nueva York... Y te puedes imaginar cual escogí.

¿Recuerdas cuál fue la primera obra que vendiste? ¿Cuál fue tu sensación?
No mucha gente sabe esto, pero fue un retrato que le hice a uno de los mejores amigos de mi padre y la verdad es que en lo primero que pensé fue en comprarme un vestido que ansiaba [risas]. Más allá del hecho en sí, mi primera venta significó un antes y un después ya que por fin vi posible dedicarme a esto.

“Mi mayor intención es plasmar y resaltar la belleza de la mujer en todas sus facetas”

Recientemente has firmado un contrato de exclusividad con Gallery Red, de Drew Aaron, uno de los grandes coleccionistas de Nueva York. ¿Qué crees que han visto en ti?
Lo que se puede ver en mi obra a través de unos ojos entendidos en el arte actual es una combinación de técnicas. Y añadiría que creo que ven potencial por mi edad, pero, sobre todo, imagino que aprecian en mí una obra fácilmente distinguible en un mercado copado. Lo que ambos vemos, Gallery Red y yo, es una mejora y prosperidad conjunta.

¿Qué proyectos tienes entre manos?
Estoy trabajando con mucha ilusión en mi próxima exposición en solitario en Tribeca (Nueva York), de la mano de Gallery Red y Voltz Clarke Gallery, a quienes desde aquí lanzo un mensaje de gratitud. Será del 1 al 22 de septiembre y la verdad es que me muero de ganas de que llegue esa fecha. Llevo muchísimo tiempo con la idea de hacer una exposición como la que estoy preparando y no se me ocurre mejor sitio.

¿Hay algo que te mueras por pintar? ¿Y algo que jamás pintarías?
Me muero por pintar el paisaje de Mallorca y, con respecto a la segunda pregunta, te respondería que mi asistente se queja de que cambio mucho de opinión así que nunca digo nunca, pero al salir de la carrera me juré no volver a pintar un bodegón [risas]. Pero como digo, no me cierro a nada.